En aquella hora de angustia económica, don Lico acudió a Pinaud para que saliera avante. Agradecidos en sumo grado, tanto el General Pinaud como los empleados del rotativo, fueron una noche a la residencia del señor Jiménez para expresarle su reconocimiento. El gran señor los recibió amable, gentil y obsequioso, departiendo largo rato en franca camaradería. En cierto momento hasta se jugaron algunas partidas en el lujoso salón de billar de la casa. Fué entonces cuando uno de los visitantes le dijo al poeta Raúl Salazar Alvarez:
—»Caramba Raúl, qué señora casa tiene don Lico. ¡Yo no sabía que este señor tuviera tanta plata!…
A lo que el poeta Salazar Alvarez, siempre con su oportuno humorismo, le respondió:
—»¡Cómo que si tiene plata!… ¡Mira si don Lico será rico, que hasta las CARAMBOLAS QUE TIRA, SON DE LUJO!