Anecdotario Nacional

Anecdotario Nacional

EN la primera administración del Licenciado don Cleto Gon­zález Víquez, el poeta y escritor Aquileo J. Echeverría fué llamado a desempeñar una posición oficial.

A la Casa Presidencial llegaban constantemente chismes rela­cionados con las llegadas tardías del poeta a su oficina y la mala voluntad que le tenía al trabajo.

Una mañana se presentó don Cleto, sin previo aviso, a la ofi­cina en que trabajaba Aquileo, y faltando quince minutos para la hora de entrada. Pasó y se sentó en el escritorio de Echeverría. Trans­currieron dos horas y el empleado no aparecía. De repente se pre­senta jadeante, despeinado y sudoroso ante la figura venerable de don Cleto, y sin permitirle que gesticulara palabra, le dijo:

—»Don Cleto, vengo de la Casa Presidencial y de todas par­tes buscándolo a usted para pedirle un favor de mucha urgencia».

El Licenciado González Víquez, aquel hombre a quien el pue­blo de Costa Rica honró con el título de «Padre de la Democracia Costarricense», le contestó al poeta:

—»¿De qué se trata, Aquileo?».

—»Nada, don Cleto. Sencillamente que necesito de usted diez colones»…

Don Cleto, sonriente, le dijo:

—»Aquí los tiene poeta; ESO ME PASA POR ZACALAS».

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