Don Chico, como cariñosamente se le llamaba, fué un gobernante que logró armonizar a la familia costarricense, que por aquella época se había dividido bastante. Se odiaban unos a otros y la República vivía horas de preocupación y de zozobra.
Ejerciendo el mando, llegó en cierta ocasión a la Casa Presidencial el recordado amigo don Salustio Quirós a saludarlo y a pedirle que lo ayudara a conseguir un puesto en el Gobierno. Don Chico, con aquel gran corazón que tenía, empezó a darle consejos a Salustio, a decirle que dejara esa vida bohemia que llevaba, y por último, se permitió en la forma más amigable y sincera, insinuarle» —»Mire Salustio: ¿por qué usted no toma con regla?» Y aquel hombre, le respondió al instante;
—»PORQUE SE ME RIEGA, DON CHICO».