Cuando el alumno faltaba a sus deberes de educando, don Napoleón lo castigaba diciéndole: «Al muro, al muro, fulanito», que quería decir: ponerlo de pie y arrecostado a la pared del aula.
El profesor Quesada, incapaz de emitir a la ligera un juicio que rozara la personalidad de cualquiera de sus compañeros, decía, refiriéndose a otro profesor cuyo nombre nos reservamos:
—»Sí. Reconozco que quizá en alguna ocasión habla demasiado, con lo cual no quiere decir que sea un «charlatán», sino simplemente que es una pena que no se decida a HABLAR UN POCO MENOS Y A DECIR UN POCO MAS»…