Los revolucionarios se reunían en casas particulares. A la primera reunión asistió el militar gobiernista. Pasaron los días y de nuevo se presentó a seguir discutiendo los planes revolucionarios junto con sus demás compañeros. Don Zenón Castro, que era el Jefe del Movimiento Revolucionario, le pregunta por su ausencia, y el militar de Guardia le responde, excusándose, de que Petra, su señora esposa estaba con calentura.
Se acercaba la fecha para dar el golpe de cuartel y no se volvió a saber nada del militar gobiernista ni a tener noticias de su persona.
Extrañados ante la ausencia prolongada del compañero, uno de los presentes, dirigiéndose a su Jefe, don Zenón Castro, le dice:
“Coronel: Qué le pasa al militar gobiernista que no asiste a nuestras reuniones?”.
Y don Zenón, aquél viejo valiente de las luengas barbas partidas en dos y echadas sobre sus anchos hombros, le responde:
“Sin duda alguna, sigue Petra con calentara”.
Tomado del Anecdotario Nacional de Carlos Fernández Mora. Dibujos de Noé Solano. Usado con autorización.