Tomaron en puerto Limón un barco en donde la comida que servían al pasaje era bastante mala.
Don Octavio, que por aquella época profesaba la teosofía, viendo comer con tanto placer y apetito al Maestro
Dengo la carne, pues solamente este plato era lo único que servían a los pasajeros en diferentes estilos y maneras, le dice:
—“Don Omar, por qué no deja de comer carne”.
Y aquél Apóstol y Maestro de juventudes costarricenses, le responde al instante:
“Mire Tavito: le tengo más miedo al fanatismo que a la carne”.
Tomado del Anecdotario Nacional de Carlos Fernández Mora. Dibujos de Noé Solano. Usado con autorización.