Su consultorio es uno de los más visitados y generalmente cuesta gran trabajo localizarlo, porque la mayor parte del tiempo se la pasa en las salas de cirugía del Hospital San Juan de Dios.
Un día, llegó a verlo un campesino. El Doctor Marchena se encontraba estudiando el caso de un enfermo grave, pero debido a la insistencia de su visitante, lo pasó adelante.
—“Vengo, Doctor, para que me haga lo mismo que me hizo la otra vez. Viera que bien me fue; me curé”.
El Doctor Marchena se quedó contemplando a su paciente largo rato, y al fin le pregunta:
—“¿Y qué fue lo que te hice?”.
El campesino le responde al instante:
—”PUES ME PUSO UN APARATO ARROLLADO AL BRAZO IZQUIERDO”.
(El médico sonrió. El campesino lo que le pedía era que le volviera a tomar la presión arterial).
Tomado del Anecdotario Nacional de Carlos Fernández Mora. Dibujante: Noé Solano V.
Usado con permiso. Todos los derechos reservados.