Cuando el señor Cabezas descendió del motor-car que lo condujo a El Roble, notó que el Capataz de cuadrillas no se encontraba en su puesto. Al preguntar por él, alguien le dijo que estaba tomando café muy cerca del lugar de la obra. Pasaron veinte minutos y don Rafael Monestel que así se llamaba el Capataz de la cuadrilla no llegaba. Por fin se acerca a saludar al señor Cabezas y al señor Chacón. Cuando fue preguntado por el señor Administrador General del Ferrocarril, el señor Monestel, contestó:
—“Fui a tomar una tasita de café aquí no más”.
El señor Cabezas, viejo ducho en estas cosas, con aquel modo campechano que se gastaba, le replica:
—“Mira Rafael: si para tomarte una tasita de café tardaste media hora, decime: ¿Cuánto tardarías en tomarte un pichel (jarra)?”…
Tomado del Anecdotario Nacional de Carlos Fernández Mora. Dibujos de Noé Solano. Usado con autorización.