En cierta oportunidad le fue presentado por otro gran amigo ya desaparecido, don Domingo González. El mediador en el logro de esa nueva amistad, fue el recordado Doctor don Anselmo Rivera que tenía su Consultorio al lado del de Sotillo Picornell.
Pasaron los días y el señor González, cada vez que se encontraba a don José lo llamaba “Señor Soto” o “amigo Soto”. Extrañado por la cuestión, Sotillo le contó un día al Doctor Rivera lo que pasaba.
—“No hay modo de que diga mi apellido tal cual es; ¿que será?”.
El amigo don Chemo Rivera buscó al señor González y le dijo:
—“Don Domingo: ¿qué le sucede a usted con nuestro amigo Sotillo? ¿Por qué lo llama siempre “Señor Soto” o “amigo Soto?». Dígale Sotillo…
Entonces el señor González, muy apenado le contestó a don Chemo:
—“Pero Doctor, ¿cómo quiere usted que lo llame Sotillo; no ve que todavía no le tengo mucha confianza?”…
Tomado del Anecdotario Nacional de Carlos Fernández Mora. Dibujos de Noé Solano. Usado con autorización.