Al recibir la letra, don Ricardo solicitó el crédito para pagar los animales.
Cuando la escritura estaba lista, el Abogado del Banco, Licenciado don Andrés Venegas García llamó por teléfono al Licenciado Jiménez Oreamuno para decirle que iría a su oficina a obtener la firma. Entonces, este último se negó, manifestando que su obligación era la de ir personalmente al Banco a firmar los documentos.
Rato después, se presentó don Ricardo a la oficina del abogado del Banco de Costa Rica, y al poner en sus manos la escritura para que la leyera y firmara, dijo:
—“Me figuro que la han hecho tan bien que voy a firmarla sin leerla”.
Tomado del Anecdotario Nacional de Carlos Fernández Mora. Dibujos de Noé Solano. Usado con autorización.