El Oficial entregó al Presidente Jiménez la información, diciéndole:
—“Al pedirle declaración al Político, éste se negó a rendirla, entregándome en cambio estas informaciones de delincuencia de Valverde”.
Transcurridos varios días se presentaron a la Casa Presidencial, Valverde y su abogado. Don Ricardo los sentó a espaldas vueltas de sus visitantes, abrió el grueso expediente y comenzó a leer una a una, en alta voz las certificaciones de delincuencia de Valverde. Después, el Presidente Jiménez se quedó un largo rato meditando.
El abogado de Valverde, un tinterillo impertinente, interrumpe al señor Presidente de la República para decirle:
—“Estamos esperando que diga su última palabra.
¿Se puede saber en qué está pensando?”.
Y don Ricardo Jiménez Oreamuno, fijando su mirada inteligente en aquél abogadillo de mala muerte, le contesta apabulladamente:
—“¡Pues señor: en la mala puntería de Nicolás Masís!. . .
Tomado del Anecdotario Nacional de Carlos Fernández Mora. Dibujos de Noé Solano. Usado con autorización.