Em alguna oportunidad se encontró con el Licenciado don Otón Jiménez Luthmer, allá por los alrededores del Hospital San Juan de Dios; este feliz y raro encuentro sucedió poco tiempo antes de morir el Licenciado Santos.
En los precisos instantes en que ambos caballeros chocaban sus manos, pasaban muy cerca de ellos dos jovencitas muy hermosas y bonitas. Los dos amigos se quedaron mirándolas de pies a cabeza, y la casualidad hizo que al preguntarle don Otón a don Aníbal cómo estaba, el fogoso, listo e irónico parlamentario le contesta con la rapidez del rayo:
—“Este viejo está como esos burros del Guanacaste, que lo único que hacen es chupar la sal del saco”…
Tomado del Anecdotario Nacional de Carlos Fernández Mora. Dibujos de Noé Solano. Usado con autorización.