El poeta Echeverría era un contertulio que hacía olvidar las penas de todos sus amigos en las reuniones del Club Internacional (hoy Club Unión), y de las redacciones de los diarios y revistas de su época.
En alguna oportunidad, su colega y amigo el poeta Agustín Luján le dio la gran noticia de que el poeta cartaginés Rafael Ángel Troyo era padre de dos mellizos. Esto sucedía allá por el año de 1904.
Entonces Aquileo, tira del brazo de Agustín Luján y le pide que lo acompañe a la oficina del Telégrafo. Pide una fórmula, y en presencia de su amigo, escribe al poeta Troyo la siguiente quintilla:
Tan buena suerte he sabido…
Mi parabién más cumplido
recibe gallo escritor
y gallísimo marido,
fecundo en letras y amor.
Tomado del Anecdotario Nacional de Carlos Fernández Mora. Dibujos de Noé Solano. Usado con autorización.