«En esta humilde cabaña vive un pobre labriego, que suplica al vil pasajero, no le robe la caña».
Como no había cañal, se trataba de vil a todo pasajero y el dueño tenía fama de mezquino, don León Fernández desmontó de su caballo, tomó un lápiz y agregó al aviso las siguientes palabras:
«¿CUAL CAÑA, MAJADERO?»…
(La frase anterior se ha hecho de uso común en el país dando a entender, que quien nos habla, ostenta lo que no tiene).
Tomado del Anecdotario Nacional de Carlos Fernández Mora.
Usado con permiso. Todos los derechos reservados.