Refería ella que, poco después de terminado el edificio del colegio, tuvo la oportunidad de encontrar a don Mauro Fernández contemplando, desde la azotea, el conjunto de la hermosa construcción, por lo que le preguntó:
-«¿Muy satisfecho, don Mauro, con su colegio tan lindo?»
Y aquel gran educador, Reformador de la enseñanza en, Costa Rica, con visión digna de un Sarmiento, le replicó:
«No, María. Estaba pensando que este edificio es muy pequeño para el número de alumnas que han de venir a educarse aquí en los años venideros!!!»…
Tomado del Anecdotario Nacional de Carlos Fernández Mora.
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