El autor del «Anecdotario Nacional», Carlos Fernández Mora y el muy ilustre médico Ricardo Moreno Cañas, de muy grata recordación para los costarricenses, se dedicaron a realizar trabajos en favor del naciente partido, recorriendo a caballo los cantones de la provincia de Alajuela.
Después de haber verificado una hermosa reunión en Turrúcares y viniendo a caballo, se encontraron en el camino con un entierro cuyo acompañamiento era numeroso y se adivinaba que había muerto un gamonal. El autor del «Anecdotario Nacional» inmediatamente pensó que este era un motivo para celebrar una reunión política debido a su enorme concurrencia. Detuvo el cortejo, se estribó y después de pronunciar una muy sentida oración fúnebre terminó así:
—»Señores: este hombre que llevan a enterrar, por su noble corazón y su alma blanca, estoy seguro que hubiera votado por don Otilio Ulate Blanco!!!»