El ilustre varón costarricense doctor Ricardo Moreno Cañas que vivía en el Barrio de Amón, por los alrededores de la pulpería «La Marinita», tenía en la puerta de su casa de habitación un letrero que decía: “Toque el timbre por favor”.
Una noche, a eso de las dos o tres de la madrugada, después de dejar su periódico «La Semana» en prensa y de la consabida tertulia, se dirigía a su casa en la misma vecindad, el incorregible y muy querido Cholo Obregón, y al ver el dichoso rotulito, se prendió del timbre con insistencia digna de mejor causa.
Naturalmente, no tardó en aparecer el recordado doctor Moreno Cañas apresuradamente poniéndose la bata y pensando, sin duda alguna, que se trataba de algún enfermo grave que requería su milagrosa ayuda. Fácil es imaginar su enojo cuando el incurable bromista le dijo, con toda tranquilidad:
—»Es que como ahí dice que te hagan el favor»…
Ante la natural reacción del doctor Moreno Cañas, el Cholo Obregón se despidió con un jocoso reproche:
—»Habráse visto tipo más mal agradecido! Te hago el favor y todavía te enojas!!!»…