En el Gobierno de los señores Acosta García no se contaba con presupuesto para comprar banderas nuevas que sustituyeran a las viejas.
El Ministro de la Guerra, que lo era en ese Gobierno don Aquiles Acosta, dirigiéndose a su amigo y compañero de revolución Miguel Angel Obregón, le dice:
—»¿Qué le parece a usted ese trapo roto y desteñido que cuelga de esa asta?»…
El Cholo Obregón, parándose en media calle, descubriéndose reverentemente la cabeza y con el sombrero en la mano, comenzó a recitar la primera estrofa de nuestro Himno Nacional:
«Noble patria, tu hermosa bandera, expresión de tu vida nos da»…
Tomado del Anecdotario Nacional de Carlos Fernández Mora.
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