El Profesor Facio, que fue también un gran humanista, se le acerca al policía y le dice: —»¿Sabe usted leer mi amigo?»
A la respuesta de que sí sabía hacerlo, don Justo le responde:
—»Pues si lo sabe hacer lea la Biblia y aprenderá a tratar a nuestro prójimo»…
El gendarme, sin faltarle el respeto al Profesor Facio, le responde:
—»¿Y usted señor, también sabe leer?»
Don Justo, aquel gran ciudadano que fue todo bondad y simpatía, al responderle afirmativamente al policía, éste, maliciosamente y con marcada ironía, le contesta:
—»Pues señor, lea el reglamento y verá cómo hay que tratar a los borrachos»…