Al regresar y al ver al señor Presidente de la República sentado en la silla de su propio escritorio, le dice:
—»¿Y ese milagro Rafael?» En qué puedo servirte».
El Presidente Yglesias Castro se concretó a pedirle prestado el teléfono, respondiéndole don Mauro que estaba a sus órdenes.
Don Rafael hace una llamada a la Compañía de Vapores United Fruit Company para decirles: «Habla el Presidente de la República; reserven un pasaje de primera clase de Limón a Nueva York a la orden de don Mauro Fernández. Seguidamente llama a las oficinas de la Northern Railway Company para decirles que por cuenta del Gobierno de la República pusieran un tren expreso a Limón a la orden de don Mauro Fernández que deberá embarcar rumbo a Nueva York.
Ante la actitud asumida por el señor Presidente Yglesias Castro, don Mauro, muy sorprendido y asustado, le dice:
—»Rafael: ¿pero esto que escucho es cierto?» Entonces, el señor Presidente de la República, con voz grave, le responde:
—»¡O me bajas el cambio mañana al tipo que yo te indique, o te vas de Costa Rica!»