CONTABA Miguel Ángel Obregón, conocido ampliamente por «El Cholo», que una vez en París, el Marqués don Manuel María de Peralta, el eterno Embajador de Costa Rica en Europa y persona muy distinguida, siguió varias cuadras a Verlaine, el gran poeta francés, hasta que éste entró a una taberna, donde tuvo la más odiosa escena con una mujer grosera que llenó al gran lírida de improperios.
Decía el «Cholo» que el Marqués de Peralta vio salir al poeta Verlaine tambaleándose y le oyó claramente esta amarguísima frase:
—»Y pensar que para esta mujer escribí «La Buena Canción» …
Tomado del Anecdotario Nacional de Carlos Fernández Mora. Usado con autorización.
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