Sus cuadros fueron siempre admirados y vendidos a buen precio.
En una exposición de arte pictórico celebrada en el Foyer del elegante y suntuoso Teatro Nacional, el pintor Chinchilla fue uno de sus mejores expositores.
Un buen señor, cuyo nombre nos reservamos para no herir susceptibilidades, persona adinerada pero sin ningún conocimiento ni afición artística, se acerca al sitio destinado a los cuadros de Chinchilla y le dice al pintor:
—»¿Cuánto pide usted por ese paisaje?»
El pintor Chinchilla le responde:
—»¡Doscientos colones!»
El personaje de marras, que solamente pensó en atesorar durante toda su vida, le dice:
—»Por cincuenta colones es mío».
Don Antolín, bastante molesto, le contesta:
—»Oiga usted señor: para vendérselo en cincuenta colones tendría que estar ¡muriéndome de hambre!»
Y aquel hombre, adinerado, ignorante e incomprensivo, le replica:
—»¡Entonces esperaré ese momento!»
Tomado del Anecdotario Nacional de Carlos Fernández Mora. Usado con autorización.