CATRÍN
LOS esfuerzos que sus asistentes tenían que realizar para que don Pepe estuviera listo para cualquier acto protocolario resultaban sofocantes, y más cuando su estado anímico no era el más conveniente.Contaba el periodista Jorge Arguedas Truque, quien en una de sus administraciones sirvió el cargo de Secretario de la Presidencia, que después de que vencieran todas esas dificultades, don Pepe debió esperar en su oficina a un distinguido visitante, lo que le puso aún de peor talante. El circunspecto diplomático se presentó luciendo sus mejores galas y en la solapa de su traje tenía una serie de condecoraciones.
A don Pepe le cansaban esos actos. Los consideraba insulsos, y sin algún fin práctico. No encontraba la manera de iniciar la conversación, por lo que sólo se le ocurrió preguntarle,
-Idiay, embajador, ¿adonde va tan catrín?
Anécdota de José Rafael Cordero Croceri
Tomado del Anecdotario del elespiritudel48.org