¿POR QUÉ SE ME ESCONDIÓ?
UNAS semanas antes de las elecciones de 1970, yo tenía muy claro que don Pepe ganaría las elecciones por más del 50%.Nosotros habíamos hecho una campaña muy austera, no gastando más del 80% de lo que nos correspondería de la Deuda Política.
Estaba muy preocupado porque a Transportes se le había adjudicado una suma insuficiente de dinero.
En vista de ello, le expuse al Comité Político de Campaña, la conveniencia de ampliar la emisión de los bonos de la Deuda Política, para llevarlos al 100% de lo que según yo, nos correspondería de esa deuda.
La reacción del Comité fue muy negativa. No aceptaron aumentar esa emisión.
Yo me calenté y al final de la reunión le dije a don Pepe: «Ya yo hice mi trabajo, usted va a ganar por un buen porcentaje, pero por torpeza de su Comité Político, va a obtener de tres a cinco diputados menos, de esos que salen por subcociente o sobrante mayor»
Le dije que me iba a Golfito porque allá era más útil salvando votos.
Al día siguiente de mi llegada, don Pepe me llamó, para decirme que ya habían aceptado el aumento de la deuda, -de seguro lo decidió él solo- y que ya había descontado esos bonos con Bruce Masís y que alquilara cuanto «chunche» hubiera disponible para aumentar la votación.
Así lo hice, mis cálculos fueron correctos, don Pepe obtuvo el 53% y sacó 32 diputados.
Terminado el trabajo electoral, me fui a Palmar Sur, a Finca 8, de la Compañía Bananera, no sé si a esconderme para no presionar a don Pepe o a descansar.
El mandador de la finca me traía muy temprano los periódicos para que estuviera al día. Pero, un día llegó despavorido a decirme que don Pepe me buscaba. Salí a encontrarlo y señalándome con el dedo me dijo: ¿Por qué se me esconde? Quiero que sea mi Ministro de Gobernación, de Hacienda o de Planificación, y venga conmigo para que atendamos la cola de gente que me visita.
Pero, antes me sentenció: «Si usted no hace nada y se limita a cobrar el giro, me tendrá de enemigo, pero usted se muere y a los ocho días nadie se va a acordar de usted; pero, si usted quiere renovar ese Ministerio, va a tener mucha oposición de gente que no produce nada, a todo se oponen y nada se les ocurre, pero su labor si se recordará por mucho tiempo. Lo que usted decida tiene mi apoyo».
En esa oportunidad don Pepe llegó acompañado del Dr. Burstin, del Dr. Inocente Alvarez y de su chofer el Coronel Bravo; con ellos, un poco apretado, me regresé a San José. Comencé a atender gente, filas interminables de liberacionistas que llegaban a felicitar a don Pepe o a pulsear un «hueso».
Tomado del Anecdotario del elespiritudel48.org