-Diay, don Pepe, ¿qué voy a estar haciendo? Durmiendo.
-Es que vamos a estar en la casa de Luis (Burstin). Vamos a abrir un vino.
Mi esposa, Marjorie, y yo nos poníamos la ropa y nos íbamos.
Era muy interesante. Hablaba de los libros que estaba leyendo.
Uno le preguntaba, don Pepe, ¿usted ha leído a García Márquez?
Se volvía y decía, «yo no pierdo el tiempo con los escritores nuevos. Sólo leo clásicos. Hay que leer quince escritores nuevos para encontrarse con uno bueno. En cambio, con los clásicos uno no pierde el tiempo».
Anécdota de Rodolfo Cerdas
Tomado del Anecdotario del elespiritudel48.org