Conversaciones con mis nietos
Arsenio Rodríguez
Los seres humanos somos maravillosos. Estamos todos hechos de átomos como las ardillas, los árboles, el Sol, las estrellas y el aire. ¿Y los átomos, de que están hechos? me pregunté, y me acordé de mis clases de física, donde me contaron que estaban hechos de energía. Bueno, de unas partículas más pequeñas, que a su vez estaban hechas de otras partículas más pequeñas, pero que en realidad eran más bien, como puntos de energía a veces sí y a veces no, y nunca se sabe dónde están, porque cuando se observan, las mismas observaciones las perturban y entonces no se sabe si están allí porque sí, o estaban allí porque se habían perturbado. Entonces se hablaba de probabilidades.Si, ese infinitesimal universo de átomos que todos compartimos, que afuera se hace grande y se multiplica en galaxias, tan inmensas que no se pueden describir, y que están tan lejos que cuando su luz nos llega, ya no existen. Pero de noche aun nos llega su luz, y a esta la ven los enamorados en el cielo hermoso, que los hace pensar en su propio amor o en la maravilla de la creación. Y los astrónomos y los físicos, y la gente que está totalmente subyugada por el conocimiento a través de la razón y del materialismo científico, lo ven como una cosa inexplicable, que surge de una gran explosión que nace de nadie sabe dónde ni por qué. Y otros lo ven como una belleza que nace de una existencia unitaria a la que le llaman Existencia, Dios, Ala, Brahma y con otros miles de nombres, pero que en realidad no tiene nombre.
Se confunde uno, con todo ese derrame de las cosas afuera y adentro de uno. Sin querer, como estaba mirando hacia adentro, observando esas cascadas de afuera vertiéndose en mí, repasando todos los conceptos, definiciones, y palabras que describen ese universo percibido y derramado, me di cuenta de que adentro había otro universo, hecho de pensamientos, de situaciones transcurridas en la vida, de las miles de miles de personas con que había tropezado en 80 años de caminar. Mis seres queridos, los ya idos y los que quedan todavía por aquí, y los desconocidos, que han pasado por el lado y nunca intercambié con ellos, palabras, conceptos, pensamientos aprendidos de la historia de afuera, sobre deseos frustrados o satisfechos, los pecados, las virtudes, las cosas que uno ha hecho, de esas que nadie sabe.
Yo no sé a ciencia cierta si a los demás también les pasa esto, en su mundo de adentro, allá donde uno imagina, se asusta, sufre o se deleita, ante los eventos de estos universos de adentro o con los derramados de afuera y su baile continuo.
A veces, allá adentro, tenemos pequeños momentos de revelación, y sentimos que los universos de dentro y fuera, giran alrededor de algo muy íntimo, que vive en uno mismo, de una consciencia, que late, se percibe y siente, ese derrame de adentro/afuera. Una consciencia que no parece ser parte del derrame sino testigo de éste, y que a veces, en los momentos más profundos de esta revelación, se siente como que es la que imagina los derrames, que los sueña e imagina, y que experimenta al hacerlo la posibilidad de alcanzar una unicidad, un amor inexplicable, que está más allá de las cosas, las palabras, y el pensamiento. Una plenitud más allá de la plenitud.
Pero no lo sé a ciencia cierta.
Y me sacuden la mente y me percato de todas esas noticias circundantes, que van desde el cambio climático, al tal Señor Trump, los republicanos, los demócratas que (los dramas que se viven acá donde vivo) porque cada espacio tiene lo suyo. Los argentinos tienen alguien que se llama algo así como la miel pero anda con una sierra en la mano y asusta la gente, o sea que no es tan dulce. Y en la India un señor que se llama Modi pero que no es moderado y no le caen bien los de otras tribus o religiones. Y en la Europa, que para sobrevivir emigró a todas partes (a lo cual le llamaron conquista y descubrimiento) hoy se multiplican las fuerzas en contra de los emigrantes, los movimientos políticos de miedo y del sálvese quien pueda. Y se me va la musa del concierto de los derrames.
Y termino pensando ¿y a donde va a parar todo esto? ¿O de dónde sale todo esto? Porque a fin de cuentas a la larga todo el mundo se muere. Y yo, ahora enmarcado en esta edad octogenaria veo que la mayor parte de la gente que he conocido, que han estado cerca de mi corazón, se han muerto. Todavía quedan algunos por ahí pero sé que también se van a morir igual que yo. En fin, ¿para qué es este pasar por aquí? ¿quién realmente es el que pasa y por qué? Y todo en medio de todas las teorías, filosofías, religiones, cuentos, fricciones, ambiciones, avaricias y tanta cosa. Los pecados, la virtudes, la sonrisas, los odios, el miedo, los deseos, las frustraciones, ¿de dónde sale todo esto? ¿de las vibraciones de esas pequeñas particulitas en los átomos?
Cuando se están formando en las estrellas, como dicen los astrónomos y los que estudian la evolución, de donde surge todo el proceso, que finalmente termina en el desarrollo de la vida, y de ahí empiezan a formarse los organismos multicelulares y salen los reptiles y los mamíferos, los arbóreos y finalmente, nosotros la gente. Y que unos dicen que siguen reencarnando y otros dicen que no, que se van al cielo si son buenos, aunque todo el mundo tiene su cosita adentro, y otros dicen que con la reencarnación se van purificando, hasta que llegan a darse cuenta de esta consciencia que es realidad la que se lo imagina todo.
Y no lo sé, yo solo sé que lo he oído. Es que hay tanta cosa que entra por los oídos, y por los ojos y la mente, y tantos libros y periódicos y noticias y ahora el internet y la inteligencia artificial. Ja, la inteligencia artificial, si todavía la natural no sabe nada, ahora inventamos la inteligencia artificial que lo que hace es que procesa el desconocimiento del conocimiento y lo pone así para que entonces todo el mundo tenga más opiniones sobre la información que no describe en realidad que es lo que esto es.
Pero hoy el adentro se abre y se derrama afuera más que nunca en millones y millones de voces y silencios, imágenes y símbolos que chocan en el crisol de la mente colectiva; y los límites redondos de la Tierra están ahora siendo circunvalados cada segundo.
Vamos hacia una nueva etapa de la civilización. Abróchense los cinturones que habrá turbulencias inesperadas más que nunca pero siento que el final del cuento es feliz. La trama y filigrana del universo es demasiado bella para no terminar bien.