Ahora o nunca…

…¿Y usted qué opina?

Fernando Berrocal

Fernando Berrocal Soto

Este Gobierno nació débil, como resultado de unas elecciones legítimas y democráticas, aunque totalmente atípicas, por la censurable e inducida manipulación propagandística que se hizo de valores y creencias religiosas.

Dos años después, el presidente de la República finalmente elegido, Carlos Alvarado, enfrenta una ola generalizada y mayoritaria de desconfianza nacional, fundamentada en las omisiones y en las erráticas acciones oficiales.

Esa desconfianza generalizada no se resuelve con un discurso en cadena nacional como el del pasado domingo. Se resuelve ordenando las prioridades y ofreciéndole al país una clara hoja de ruta integral, sobre la cual sea posible y viable articular un consenso nacional en puntos claves de acción pública más allá de este año 2020. También se requiere liderazgo desde la cúpula oficial.

Ninguna de las dos cosas, hasta ahora, le ha ofrecido el presidente Alvarado a los costarricenses. El Gobierno no ejerce liderazgo, ni va adelante de los acontecimientos. El Gobierno reacciona y se acomoda como mejor puede a los acontecimientos. Así y una vez más con el agua al cuello, le pide auxilio a la Asamblea Legislativa, para que le aprueben un presupuesto extraordinario y, en la sin remedio, le comunica al país que vamos a una negociación con el FMI.

El discurso del domingo le quedó debiendo al país el capítulo fundamental de la reactivación económica y de las acciones que se tomarán en turismo y en servicios, en comercio y en apoyo de las medianas y pequeñas empresas agrícolas e industriales. Sin esa reactivación no salimos de este enorme hueco.

A la par de las acciones de salud pública contra el coronavirus, las acciones de política económica, extraordinarias y concretas, son hoy por hoy el tema fundamental. Tampoco quedó claro cómo, ni de dónde se sacarán los recursos necesarios para aliviar la situación de 600 mil costarricenses, y no 200 mil, en condiciones de la peor pobreza extrema imaginable y eso hoy es lo esencial.

El discurso del presidente Alvarado y las propuestas de su tercer ministro de Hacienda se enfocaron al tema fiscal y a asegurarle al Gobierno terminar bien el año 2020. Los Diputados deben aprobar ese presupuesto extraordinario y también el desembolso del crédito inmediato por $504 millones con el FMI y los préstamos con organismos multinacionales. Eso es lo realista y necesario.

Ese es dinero más barato y a más largo plazo. Es eso o es el caos fiscal. Pero… ¿Y todo lo demás?… ¿Y la fundamental agenda de reformas pendientes?

Es ahora o nunca. La Asamblea Legislativa debe ejercer una oposición seria, responsable y constructiva, exigiendo y aprobando soluciones imaginativas, concretas y extraordinarias para tiempos extraordinarios y que las soluciones y los sacrificios se repartan justamente entre todos los sectores privados y la burocracia pública, asumiendo entre todos ellos ese inevitable costo político.

El peso de la crisis no debe, bajo ningún criterio, seguir sobre los hombros de los sectores de ingresos medios y las medianas y pequeñas empresas privadas.

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