Absurdas conspiraciones contra la Agenda 2030

Toniatuh Solano Herrera

Agenda 2030

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, aprobada por 193 países en la Asamblea General de la ONU en el 2015, es un plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad, que tiene como antecedente los objetivos de desarrollo del milenio, del año 2000.

No obstante, y como si no fueran suficientes las conspiraciones orquestadas por negacionistas del cambio climático, antivacunas, terraplanistas, creyentes en los reptilianos y otros conspiranoicos, con absoluta falta de rigurosidad técnica y exceso de imaginación fantasiosa se difunden noticias falsas, exageraciones, disparates y desinformación sobre la Agenda.

Ahí vemos a Vox en España, al ultraconservador chileno José Antonio Kast, al presidente argentino Javier Milei y algunos de la política criolla.

Comienzan hablando de la “Agenda 2030 de la ONU”, de “intervencionismo de organizaciones internacionales”, de “agendas redactadas por sistemas ajenos al país” o incluso de “violación a nuestra Constitución y nuestra soberanía”. Dicho así, suena terrible.

Pero resulta que son los Estados los que soberanamente tomaron una decisión en materia de desarrollo sostenible. Incluso, valga aclarar que el sistema de las Naciones Unidas es precisamente un sistema porque está compuesto por la misma organización, sus programas, fondos y agencias especializadas y, obviamente, los Estados miembros.

Basta con revisar la introducción de la resolución aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas del 25 de setiembre del 2015 para evidenciar que son los “jefes de Estado y de Gobierno y altos representantes” de los países los que explícitamente dicen “hemos acordado en el día de hoy los nuevos objetivos de desarrollo sostenible de alcance mundial”, “en nombre de los pueblos a los que servimos”.

No es la ONU en su condición de organización internacional la que impone. No es la Agenda 2030 de la ONU. Es la Agenda 2030 que los Estados miembros de dicha organización decidieron aprobar. Son los representantes legítimos de cada Estado los que aprueban la resolución, como tantas otras en otros momentos de la historia acordaron y lo seguirán haciendo, en pleno ejercicio de sus potestades soberanas.

Además, sin fundamento lógico, técnico o científico, afirman que la Agenda 2030 fue “articulada por poderosas entidades privadas del mundo” y echan a rodar bulos como “control económico y de recursos naturales”, “reducir índices de natalidad”, “agenda abortista” o incluso “un nuevo adoctrinamiento”.

Pero son eso, conspiraciones sin sustento cuyo objetivo es difundir mentiras y empoderar sectores radicales que buscan promover el odio, la polarización y la ignorancia para fines electoreros.

Parece que para algunos es mejor (y más fácil) inventar y difundir conspiraciones que proponer ideas sensatas y técnicas para atender los grandes problemas sociales.

Afortunadamente, llena de esperanza ver cómo más allá de la aprobación de la resolución en el 2015 o de la suscripción del Pacto Nacional por el Cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en el año 2016, en nuestro país, de forma reiterada, los tres poderes de la República, el Tribunal Supremo de Elecciones, la Defensoría de los Habitantes, los gobiernos locales, el sector privado, las organizaciones de la sociedad civil y religiosa y la academia reafirman constantemente y con acciones concretas el compromiso central de la Agenda de “no dejar a nadie atrás”. Este año, el acto público se llevó a cabo el 3 de octubre en el Auditorio del Registro Nacional.

La pregunta que deberíamos hacernos es por qué a algunos, dentro y fuera de nuestras fronteras, les incomoda el trabajo para fortalecer la institucionalidad democrática, reducir brechas históricas en materia de género, promover la salud sexual y reproductiva y el desarrollo en armonía con el respeto a la naturaleza, combatir desigualdades, avanzar en derechos laborales, eliminar las formas de violencia y discriminación y hallar soluciones conjuntas a problemas compartidos con una visión integral que comprenda los factores esenciales del desarrollo sostenible, es decir, lo social, lo económico y lo ambiental.

Ganar adeptos mintiendo, polarizando y desinformando es lo que tiene a muchos países secuestrados por el autoritarismo, el populismo y la violación de derechos y garantías fundamentales.

Infórmese bien, verifique las fuentes que le brindan información, analice los datos, confronte los argumentos con otras fuentes respetables y verá cómo los absurdos argumentos que se utilizan contra la Agenda 2030 se caen por sí solos.

Politólogo y magíster en Estudios Internacionales

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