Mensaje de la Vicepresidenta de la república de Costa Rica,
Epsy Campbell Barr.
San José, 26 de mayo de 2020
¡La discriminación es un mal negocio humano, social y económico y por eso debemos acabar con ella, de una vez por todas!
Este 26 de mayo, Costa Rica ha dado un paso al frente en la historia para construir un nuevo pacto social basado en la igualdad y no discriminación. El Estado costarricense reconoce que amar a quien se quiere es un derecho humano, y no un delito; que ya nadie tendrá que renunciar a la fuerza el formar una familia; que el respeto a la identidad es un elemento básico para la convivencia diaria; y que en nuestro territorio nacional hay espacio suficiente para que todas y todos tengamos un lugar asegurado.
La entrada en vigor del matrimonio civil igualitario salda una deuda histórica con miles de parejas del mismo sexo y sus familias, quienes han vivido en carne propia el flagelo de la discriminación y la desprotección legal.
Hace apenas tres décadas, una generación de seres humanos vivió en nuestro país redadas policiales, detenciones arbitrarias y el estigma del VIH, a causa de su orientación sexual.
A quienes lucharon sin descanso hasta poner en riesgo su propia vida, a quienes el país les dio por tanto tiempo la espalda, a quienes soñaron por años con igualdad y hoy no están para vivir este momento, debo ofrecerles como Vicepresidenta de la República un tributo con mi compromiso para caminar en la primera línea junto a la comunidad LGBTIQ+.
Esta lucha que alcanzamos hoy les pertenece a todas las personas que nunca han dejado de ondear la bandera de la igualdad. A todas.
El principal reto, a partir de esta semana, será que el cambio trascienda hacia una normalización de la diversidad humana. El reconocimiento de orden legal no significará todavía igualdad real en una sociedad, pero sí un paso significativo.
Tenemos el desafío de integrar las diversidades hoy presentes y avanzar hacia la construcción de espacios en donde se les atienda a todos y todas, sin discriminación alguna.
Tenemos el desafío de entender que la consolidación de una Costa Rica nueva, moderna, inclusiva y diversa es mejor para el crecimiento económico, para el cuido del ambiente y para el bienestar colectivo.
Y tenemos también el desafío de respetar, valorar y considerar las perspectivas, los estilos y las necesidades de todas las personas, para construir inclusión; de mirar el género, la edad, la etnia, la raza, la cultura, la orientación sexual, la personalidad, el estilo de vida o la discapacidad de una persona, sin prejuicio alguno, para construir la igualdad en la diversidad.
Debemos ser gestores de la igualdad y el respeto en cada uno de nuestros espacios, porque esta será la garantía para la construcción de una Costa Rica donde quepamos todas las personas.
Queridas y queridos amigos,
Hace 71 años, frente a un cuartel ubicado en el centro de San José, una valiente generación decidió cambiar para siempre las armas, por libros y violines. Desde entonces dejamos de gastar nuestro dinero en arsenal militar, para invertir en educación, en salud y en medio ambiente.
Como habitante de una nación pacífica y desarmada, que ha demostrado por más de siete décadas que es posible vivir en armonía, estoy completamente segura que abolir la discriminación e implantar el respeto es una extraordinaria medida para cimentar las bases de una sociedad justa, equitativa, próspera y feliz.
Juntas y juntos debemos romper el círculo de la exclusión y garantizar que todos los seres humanos formen parte de la construcción democrática de nuestro país.
¡Atrevámonos a ser la generación que dará enormes pasos para abolir todas las formas de discriminación en Costa Rica!
¡Muchas gracias!