Max Hernández Sotela
Un Partido democrático, debería representar con un grado aceptable a todas las poblaciones de una circunscripción geográfica y plasmar en su oferta electoral, los liderazgos naturales de cada región. Pero esto en el PLN es un eufemismo democrático, ya qué, para el Partido esto se ha acomodado a los caprichos y dictados del Candidato a la Presidencia.
El Partido hoy, en casi su totalidad es un fiel representante de una dirigencia anquilosada y entronizada en unas estructuras cantonales, cerradas y antidemocráticas; sustentadas en un Estatuto, que les permite perpetuarse con el mínimo de representación democrática. Y esto es así, porque le conviene a los pseudo liderazgos nacionales.
En materia de género el Partido ha consentido en dar representación más o menos equitativa a hombres y mujeres, en la distribución de puestos elegibles a cargos de representación popular. Pero esto se logró razonablemente en el PLN, a contrapelo del sentir y el actuar de su envejecida dirigencia, que terminó aceptándolo por dictado del Código Electoral.
El PLN ideológicamente debería fundamentalmente actuar al menos, conforme a una ralita definición socialdemócrata. Pero esto por lo general no ocurre y solo se saca a relucir, cuando necesita aparentar. Porqué la ideología no está plasmada en los programas de gobierno, muy poco en las leyes que ha impulsado y algo en algunas instituciones que ha creado. Pero ni por asomo se le reconoce al PLN una consecuencia ideológica en la forma de actuar de sus representantes populares y jamas en su obligación de rendir cuentas a su base de apoyo.
Es justo reconocer que lo mostrado ideológicamente en la génesis del Partido, fue tan relevante, que algunas de esas ondas ideológicas expansivas duraron casi 50 años y aún hoy nos llenan de regocijo. Pero hoy el Partido no representa casi nada de su ideología germinal.
En el sentido ideológico, uno de los razgos distintivos del pensamiento socialdemócrata, es su esencia revisionista. Pero con franqueza esta característica no se reconoce en la genética ideológica del Partido. Sus Congresos Ideológicos o Programáticos no son ideológicamente, ni un saludo a la bandera. Donde quedaron los principios de la nacionalización bancaria para conceder acceso igualitario al crédito, la política de precios justos para el agricultor, el espíritu de excelencia en el servicio público plasmado en el Servicio Civil, los principios de justicia tributaria, el espíritu solidario de Asignaciones Familiares, la excelencia del ICE y del AYA. Todo se diluyó entre aspiraciones personales y cálculo político.
Por un elemental principio de supervivencia, el Partido debería propiciar la renovación generacional de sus cuadros; pero la resistencia a refrescar las estructuras ha sido monolítica y feroz; si acaso, aceptada a regañadientes cuando la impone el candidato a la Presidencia de la República.
El Partido no es capaz de entender que es un asilo de ancianos, con más vicios de viejos majaderos, que virtudes. Estimo que la media de edad de la Asamblea Plenaria del Partido, con facilidad supera los 60 años y esto es un signo grave de senilidad política.
El Partido no tiene dirigentes de recambio, no existe una sola persona menor de 35 años, que haya hecho carrera política y que hoy tenga la fuerza y la solidez política para brillar a nivel nacional con luz propia.
Si realmente queremos que el Partido se revise, se ajuste y represente a la Costa Rica de hoy, un país mayoritariamente joven, deberiamos dar un paso audaz. Pienso que así como, el abrir el Partido a una representación igualitaria de la mujer, les permitirá en unos pocos años a ellas, amasar liderazgos verdaderos, no concedidos, y sustentar una representación genuina. Con los jóvenes, también pienso, que un cambio en los Estatutos, que les garantice a las personas menores de 35 años el primer lugar para diputados de todas las provincias, generaría una revolución generacional, que a los pocos años produciría un liderazgo renovado en toda la estructura. Porqué daría oportunidad para que la Juventud Liberacionista, luche por cuotas de representación en cada Provincia y consecuentemente en cada Cantón.
Finalmente el Partido debería representar a todos sus miembros, de forma proporcional y equitativa. Pero con franqueza, esto no ocurrirá por generación espontánea. Es perentorio que se apruebe una reforma al Estatuto para elegir en línea a nuestros representantes. La era digital es una realidad, hoy todos los costarricenses tienen al menos un teléfono inteligente, desde donde nos comunicamos, nos informamos y desde donde hacemos transacciones financieras seguras. Hoy es perfectamente posible votar en línea con el mismo nivel de seguridad con que manejamos el dinero. Hoy lo digital no es una opción, es una condición. Ya llegó la hora para que los procesos democráticos se realicen en línea.
El Partido debe dar el paso digital.
El Partido debe representar a sus militantes, a los que participan de sus procesos y le dan sostenibilidad económica.
Debemos abrir el Partido, hacerlo ordenadamente, con transparencia y con equidad. Que podamos someternos a los dictados de las mayorías, garantizando el respeto a las minorías.
Los problemas de la democracia se resuelven con más democracia.