Desde mi óptica
José Francisco Bolaños Arquín
El desarrollo vertiginoso de las nuevas tecnologías de automatización es una realidad, las tareas están siendo realizadas cada vez en mayor proporción por máquinas, desplazando en un alto porcentaje las labores de los trabajadores. Ante esta situación, se crearán otras especialidades y nuevas oportunidades laborales.
De acuerdo con el Banco Mundial, se estima que en Costa Rica alrededor del 50% de los empleos se perderán en los próximos años, pero sobre todo a partir del 2030.
Ante esta disyuntiva, tanto los trabajadores como las empresas deberán estar preparados, en constante adaptación y modernización de los procesos productivos y mantenerse actualizados ante los avances tecnológicos. Además, deberán contar con la capacidad de sobrevivir en el futuro, en un mundo donde la tendencia será el conocimiento en inteligencia artificial y la robótica. Así las cosas, con las nuevas tecnologías se incrementará la producción y se logrará una mayor optimización de los recursos.
El 70% de los niños actuales y los que nacerán en los próximos años, estudiarán especialidades que todavía no existen y que irán apareciendo a medida que avancen las nuevas tecnologías.
Es una realidad que estamos viviendo, donde es vital el poder ir adaptando la educación en general, pero sobre todo la técnica para llenar las nuevas necesidades laborares que requerirán las empresas en el corto, mediano y largo plazo.
La Inversión Extranjera Directa es un factor muy importante en el desarrollo económico y social en nuestro país; por lo que se debe continuar propiciando un ambiente favorable para una mayor atracción de empresas. Tenemos que en los primeros nueve meses del 2017, nuestro país recibió $2.165 millones de dólares y de acuerdo con el Ministerio de Comercio Exterior, aumentó un 8% de la meta establecida. Un factor muy importante y que vale la pena resaltar es que la tasa de empleo en las multinacionales fue de 7.8%, superior al promedio nacional de 2,1%.
De acuerdo con el Banco Central, en 2016 las ventas por servicios de tecnología al exterior, sumaron $3.300 millones de dólares, representando el 5,8% del PIB, cantidad cercana al valor de la producción agropecuaria.
Así las cosas, las universidades, los colegios técnicos, el INA y la educación en general se deben adaptar y replantear los planes de estudio a nuevos requerimientos muy distintos a los tradicionales, ya que los robots y los software, son los que determinarán los trabajos del futuro.
Un caso que llama poderosamente la atención es el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA), que a pesar de contar con un presupuesto millonario, y con buena infraestructura y personal; solo gradúa por año un 40% de su capacidad y lo más grave es que solamente un 25% logra conseguir trabajo.
Esta situación se viene arrastrando hace varios años debido a que sus programas de estudio no se adecuan de la mejor manera a las demandas del sector empresarial y de continuar bajo ese mismo esquema, aumentará la problemática a medida que avancen las tecnologías de automatización en el mundo laboral.
Unos de los objetivos del Gobierno es propiciar la generación de empleo para disminuir la pobreza, que se ha mantenido estable, con pocas variaciones en las últimas décadas en un 20% y el desempleo en alrededor del 10%. Un sector informal que ha venido creciendo ante la falta de capacitación y oportunidades y que en la actualidad se ubica en un 45% de la fuerza laboral, situación que afecta principalmente a jóvenes, madres solteras y mayores de 45 años.
Se debe propiciar con mayor fuerza el desarrollo y fortalecimiento del emprendedurismo, la micro, pequeña y mediana empresa, con objetivos y políticas adecuadas para lograr un mayor impacto en el desarrollo económico y social de nuestro país; importante sector que representa el 96% del sector empresarial y contribuye con el 30% del PIB generando más del 50% del empleo privado.
“Hay que prepararse ante los cambios que se avecinan”
– Lic. Administración de Negocios