Como el General Pinaud padecía bastante del estómago, se hizo preparar un pollo especial y lo llevaba oculto en una bolsa de papel el poeta Raúl Salazar Alvarez, empleado de “La Tribuna” y hombre de confianza del General Pinaud.
Cuando llegaron los paseantes al lugar escogido para la fiesta, el General Pinaud pensó en convidar a Raúl con una pata de pollo. Para ello solicitó a doña Josefa, la esposa del mandador de la finca, un cuchillo.
Lo que menos se imaginaba el Director de “La Tribuna” era que el poeta Salazar, en unión de otros paseantes, se habían comido el pollo de camino y habían envuelto en su lugar una piedra.
Cuando doña Josefa vio que el General Pinaud abrió el paquete y sacó la piedra, le dijo:
-“¿Idiay macho, pa que querés el cuchillo?”.
Y el amigo Pinaud, sacando ingenio del inmenso colerón, le respondió:
-”PUES AI NO VES, CHEPA P’AFILARTELO”…
Tomado del Anecdotario Nacional de Carlos Fernández Mora. Dibujante: Noé Solano V.
Usado con permiso. Todos los derechos reservados.