Camilo Rodríguez Chaverri
Hay templos que en otro tiempo fueron barcos. En otra vida surcaron mares y ríos.
Ahora viven con la nostalgia por el canto de las sirenas.
En Costa Rica hay tres de esos templos que esconden el alma de un barco: el templo en forma de barca o de pipante enorme en Buenos Aires de Puntarenas, el templo de la Zona Americana de Golfito y la Catedral de Puntarenas.
El de Buenos Aires no puede ocultar su vida anterior surcando mares. Se le nota por fuera. No le cambió el rostro.
A los otros dos se les nota por dentro. Todavía llevan al barco en las entrañas.
Por las noches, hay gente que ha escuchado algo raro dentro de estos templos. Creen que asustan. Pero no. Creen que es un fantasma. Pero sí. No los deja en paz un fantasma del mar.