Camilo Rodríguez Chaverri
En Bajo Caliente, Arancibia, Montes de Oro, Puntarenas, hay un pleito porque le cambiaron el color a la Iglesia.
Me piden que tercie, que opine sobre esta situación. En Costa Rica diríamos, «se agarraron de un primario».
Es sabido que amo los templos. Respeto los templos blancos y también los templos de piedra. Pero mis favoritos son los templos coloridos. Es el caso de templos como el de Grecia, Zarcero, Sitio de Mata de Pavones de Turrialba, Aquiares de Santa Rosa de Turrialba… Me encantan los templos que tienen colores muy vivos.
Hace un tiempo escribí un artículo sobre los templos de Puebla, México, un Estado de este país que es famoso por sus templos. La ciudad de Puebla tiene una iglesia para cada día del año. Pero yo me volví loco en Cholula, Puebla, más que en la capital de este Estado. Y me volví loco porque en Cholula me encontré una gran cantidad de iglesias con colores vivos. Me gustan las iglesias que están pintadas de amarillo huevo, rojo sangre de toro, turquesa, morado, celeste vivo, azul encendido, anaranjado…
Así que en Bajo Caliente, Arancibia, Montes de Oro, yo no veo por qué hacer escándalo por el color de la iglesia. Ahora bien, esa es mi opinión, ese es mi gusto. El problema se suscitaría si no se generó un consenso sobre el color.
La iglesia es la estructura, la égida, el ícono. Si la gente la quiere roja, pues que esté pintada de rojo. Sí la gente la quiere blanca, pues que esté pintada de blanco.
El tema es que me gusta tanto como estaba antes como con el aspecto en que se encuentra ahora.
Me gusta con ese color tan pintón, tan «busca pleitos», tan pizpireto. La verdad es que no me desagrada. Si la gente del pueblo se pone de acuerdo y la quiere otra vez blanca, bienvenido sea el templo blanco. Pero si ya hicieron la inversión y la tienen así de viva, así de pintona, así de coqueta, pues quiéranla así como está. A mí, la verdad, no me disgusta.
Tiene más fuerza pintada de rojo. Parece salida de la tierra. Es parte del paisaje y ahora nos lo recuerda. Parece parida por Dios cuando despertó después de un largo sueño. Y es que lo cierto es que estaba dormido en los montes de Arancibia.