La Patrulla de Bares: Fénix cantinero (Nuevo Víquez, Bar Tilarán)

Especial para Cambio Político

SEMPER COMPOTATIUM

Y LLEGO LA PATRULLA DE BARES

Al rescate de la más noble de las tradiciones culinarias costarricenses: la boca
Enemigo mortal del karaoke y los bares de pipicillos

Patrulla de Bares Misión: Nuevo Víquez Bar (Tilarán)
Dónde: Zapote, Barrio Quesada Durán (ver mapa)

Víquez Bar

Este Cronista todavía tiene frescas en su memoria las deprimentes imágenes de la demolición del legendario Víquez Bar en Zapote. Las noticias decían, con la liviandad que suelen exhibir nuestros medios, que la ejecución de tal barbarie obedecía a los planes del Ministerio de Obras Públicas para enlazar la autopista de Cartago con la circunvalación y obviamente ningún periodista cuestionó el proceder a pesar de que dicha obra al parecer, nos moriremos de viejos y nunca la veremos. Lo cierto es que se demolió el templo y el predio fue convenientemente apropiado por la dependencia gubernamental en cuestión para sus propias actividades, sin que se vislumbre obra vial alguna.

 
Pero el inmortal Gancho ha demostrado una enorme resiliencia (palabreja de moda) y encarnó de nuevo, no muy lejos, en la laberíntica Quesada Durán, en el Bar Tilarán. Así que no sabemos cómo llamarlo, si el Víquez, el Tilarán o el Nuevo Víquez, en todo caso, hay rótulos con los tres nombres, la heteronimia aparentemente obedece a un abyecto requisito burocrático que impide cambiar el nombre original. Para las señas, por cierto, es un excelente lugar para que no lo encuentren a uno, recomendamos nuestra ruta, que parte de la iglesia de Zapote y luego dobla a la derecha 100 metros al sur, donde hay una agencia del Banco de Costa Rica de ahí recto hasta topar con cerca y luego se dobla a mano izquierda siguiendo la calle principal, se llega a una ferretería llamada “El Merengue” y de ahí se sigue a la derecha, luego se topa una cantinucha que da lástima “La Roxana” y hay que doblar a mano izquierda, se ve una iglesia para comprobar que uno no se ha perdido y al final de la cuadra está nuestro reseñado. En todo caso, la afamada taberna está tanto en Gúgul como Güeis, así que ahora es muy fácil obtener informáticamente las señas para llegar, en todo caso siempre está el recurso analógico de preguntar, cualquier varón de la zona indudablemente servirá de infalible guía.

Apenas se entra uno se da cuenta que está ante el auténtico. No sólo las mesas son las del antiguo Víquez, sino que en las paredes se pueden ver los entrañables afiches de los Tres Chiflados y hasta el de las famosas chicas de LTU, conjuntamente con las fotos futboleras de cuando Gancho era portero de primera división.

En la parte de degustación, había que comenzar por la clásica boca de chorizo, un choricito bien frito que al día siguiente demuestra ser un arma química de gran poder, que no se dé cuenta el gordito loco de Corea. Hay chalupa de chicharrón, la carne estaba buenísima. Dentro de las variantes más elaboradas, el “gordon blue” de pollo demostró tener un excelente sabor criollo. El pescado al ajillo estaba en su punto. La boca de bistec es grande y buena. Si piden orden de plátano, no se imaginen un maduro con queso, son lonjas de plátano verde fritas, como para nunca terminar. La olla de carne (solo los jueves) es de esas que no sabe por dónde meter uno la cuchara, fue una de las estrellas de la velada, aunque por su tamaño difícilmente da opción para probar más comida. El bistec suizo estaba con la carne suavecita, aunque el queso era baratón. Lo mejor es que hay opción de pedir bocas en tamaño más pequeño, más cercanas a la tradición, los frijoles tiernos con mujer de la calle (pellejo) estaban mortales. Y obviamente con los buenos antecedentes del chanchito y los frijoles, el chifrijo resultó otra de las estrellas de la jornada, lo sirven sin arroz y con mucho caldo, lo que generó opiniones divididas entre los implacables patrulleros enjuiciando los méritos de la receta. Hay spaghetti que se puede pedir con variedad de salsa y de carne, entre lo mejor de la visita, se pidió el tradicional de carne molida con salsa de tomate, celestial. Por error llegó a la mesa una boca de costilla, muy bien presentada, que de inmediato resultó abducida y devorada, aunque a la yuca del acompañamiento le faltó fuego.

Hay nombres que son sello de garantía y el de Gancho es uno de ellos. Ya en el pasado la Patrulla había reseñado sus negocios previos el “Ricos y famosos” en Desamparados y el ya citado “Víquez”. Como para hacerlo Benemérito y en lo que a nosotros respecta, se ganó una inclusión en nuestra galería de la fama.

Víquez Bar

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PATRULLA DE BARES

LLOREMOS POR SIEMPRE POR LA EXTINTA SAINT FRANCIS
¡LA BIRRA EN VASO SIN HIELO! ¡NI A PICO DE BOTELLA!

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