Cuentos para crecer: El Príncipe que tenía mucho que aprender

Cuentos para crecer: El Príncipe que tenía mucho que aprender

El Príncipe que tenía mucho que aprender

Relájate, quédate quietecito y escucha. Escucha con gran atención este cuento sobre un joven príncipe que vivía en un magnífico palacio situado en el desierto. Le encantaba jugar todo el día con sus amigos. Hasta que un día apareció un desconocido y todo cambió. ¿Quieres saber qué ocurrió? ¡Vamos a ver si lo descubrimos!

Pues… mientras el príncipe y sus amigos estaban jugando alegremente a la pelota en el jardín, oyeron que alguien llamaba en el portalón de madera. Dejaron de jugar sorprendidos, porque el palacio estaba en un paraje alejado y pocas veces venía algún visitante.
—¡Vayamos a ver quién es! —gritó el joven príncipe.

Cuando el sirviente abrió la puerta vio plantado en la entrada a un hombre barbudo vestido con ropa sencilla que contempló al príncipe con los ojos brillantes de alegría.

—Buenos días, señor —dijo el príncipe saludando al desconocido—. ¿Ha venido para ver a mi padre, el rey?

—Buenos días, alteza —repuso el desconocido—. No, en realidad he venido para veros a vos. A partir de ahora voy a ser vuestro maestro.

Al joven se le borró la sonrisa de la cara.
—Ya lo entiendo… —respondió con seriedad.

Sus padres le habían dicho que un día tendría que aprender todo cuanto un rey debía conocer. Simplemente estaba sorprendido de que ya le hubiera llegado el momento de hacerlo. El joven príncipe se inclinó ante el desconocido y éste le devolvió la inclinación. Entonces su nuevo maestro siguió al sirviente para presentarse ante el rey.

Aquella noche, al arropar la reina al príncipe en la cama, le notó muy silencioso, cosa poco habitual en él.

—Querido hijo —le dijo mirándole a los ojos—, ya te estás haciendo un hombre. Cuando tu padre y yo seamos demasiado viejos para reinar, nuestra gran nación quedará en tus manos.
—Pero yo no quiero hacerme mayor —repuso el príncipe.

—Lo sé, lo sé —contestó ella sonriéndole y dándole el beso de buenas noches.

A partir de aquel día el príncipe se pasó los días aprendiendo cosas sobre su país y el resto del mundo. Le presentaron a personas importantes y observó cómo trabajaba su padre. En resumen, le enseñaron todo cuanto alguien necesita saber para ser un buen rey.

Corrieron los años y el joven príncipe se convirtió en un hombre alto, fuerte y sabio.

—Su majestad —le dijo un día su maestro cerrando con calma el libro que había estado consultando—, os he enseñado todo cuanto debéis conocer y ya no me queda nada más por hacer. Ha llegado la hora de despedirme.

Aunque el príncipe siempre había sabido que llegaría ese día, amaba y respetaba tanto a su maestro que le suplicó que se quedara. Pero él le respondió con suavidad que había llegado el momento de irse.
El príncipe lloró cuando su maestro se marchó.

—Cálmate, hijo mío —le dijo la reina secándole las lágrimas—. En la vida todo tiene su momento y no hay nada que dure para siempre. Tus días de estudio han terminado y pronto serás rey.

Al cabo de poco, el príncipe fue coronado rey. Se casó con la princesa de un lejano país y tuvieron una hermosa hija. Un día, cuando la princesita estaba jugando con sus amigas, oyó que alguien llamaba a la puerta del castillo.
—¡Vayamos a ver quién es! —gritó.

Cuando el sirviente abrió la puerta vio plantado en la entrada a un hombre barbudo vestido con ropa sencilla que contempló a la princesa con los ojos brillantes de alegría…

Es natural desear que algo dure para siempre, pero la vida es un viaje y todo cambia de manera inevitable. Una persona sabia acepta esta realidad y disfruta de cada precioso momento lo máximo posible.

Dharmachari Nagaraja
Cuentos budistas para ir a dormir
Barcelona: Oniro, cop 2008

El Proyecto CUENTOS PARA CRECER consiste en la publicación de relatos destinados en especial a niños y adolescentes, así como a todos los que encuentran placer en la lectura.

Debido al tipo de historias ofrecidas, este proyecto permite reflexionar sobre una serie de valores considerados esenciales para el desarrollo del carácter, como la tolerancia, la solidaridad, el espíritu de diálogo y la honradez, proporcionando además un valioso instrumento de aprendizaje.

cuentosn@cuentosparacrecer.com

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