Nos contó un familiar muy cercano, que en una oportunidad conversaba don León en el parque de Alajuela con un grupo de sus amigos, cuando se acercó alguien, a quien sólo preocupaba el acicalamiento personal, diciendo:
—»Caramba, me he fijado en que los zapatos de don León Fernández casi nunca tienen brillo».
El gran historiador Fernández Bonilla, en forma inteligente y dejando al amigo más que en ridículo, le responde:
—»Amigo mío, cada uno brilla por donde debe brillar»…