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Juan Carlos Obando U.
La expresión resulta tan elaborada, como el pegadizo eslogan de la campaña Coco-Cola: “Con Costa Rica no se juega”.
El dicho Presidencial surgió como respuesta a los cuestionamientos al “Micitt affair” y revelando que detrás de la actuación de los jerarcas del Ministerio hay una línea de acción. Por ello resulta inaceptable tratar lo acontecido como un hecho aislado propio de las antológicas chambonadas que el Gobierno del Cambio nos receta a diario. Al final los dimes y diretes, terminan siendo caldo de cultivo para alimentar la crítica ácida en las redes sociales que se encargan por desnudar lo ridículo y absurdo que resulta este particular estilo de Gobernanza. Secuela intrascendente muy placentera y sin consecuencias reales para la Casa de Cristal.
El asunto no estriba en alimentar la crítica mordaz contra el Gobierno. Si bien el grado de torpeza alcanza niveles inexplicables; es «la nueva forma de hacer política» que merece todo cuidado, deja de ser una incauta frase que trata evadir responsabilidades, cuando se expresa con total convicción y valentía. En consecuencia, estamos frente a una estrategia de Gobierno, un plan de ruta que se protege y defiende con igual valor. La partitura está clara, el desentono está en los ejecutores, por demás inexpertos, torpes y sin lealtades de ninguna especie cuando se trata de exponer al Presidente.
Iván Barrantes, el gurú de campaña delineó una estrategia tan aberrante como la campaña Coca-Cola y ya en Gobierno insinuó que la reforma de Estado era radicalmente impostergable y requería de una nueva forma de hacer política. Con los anarquistas del Frente Amplio como socios, romper con la institucionalidad y establecer un nuevo orden es el norte de la gestión de Gobierno. Insisto, afortunadamente los ejecutores son en extremo idiotas.
Esta línea se ha impuesto verticalmente en las Juntas Directivas y los bancos del Estado han sido sus primeras víctimas y así está todo el aparato Estatal. Con el sector productivo en estado comatoso, con las inversiones desaceleradas, un sector empresarial sin respuestas y expectante, la sociedad civil desde la gradería de sol como simples observadores pasivos tienen como único desahogo la crítica amarga en redes sociales. Nadie reacciona y la Casa de Cristal se enturbia a la libre de maquinaciones y ocurrencias sin sentido.
Por insensata que parezca esta línea de acción, el Presidente Solis de manera explícita la llama la nueva forma de hacer política y en cada Institución de Gobierno, están los “Ruizes» de turno haciendo loco empoderados por el oráculo de Zapote para cumplir con su misión.
En esta nueva forma de hacer política, la oposición puede ser o no aliada. La crítica y o la denuncia no tienen consecuencia. El oráculo presidencial está inoculado con alta dosis de «porta’mi» y con igual dosis de ironía se bailan al más pintado. La oposición de Liberación Nacional luce como camada de «gatitos bulliciosos«, pues es tal el descrédito como partido que la opinión pública ni se inmuta con cualquiera de las posiciones que asuma.
El PLN está obligado a poner atención a lo realmente esencial: ¿hacia dónde dirigen Costa Rica? y asumir la responsabilidad histórica de parar en seco a un Gobierno desbocado y a la deriva. De lo contrario, la pasividad y el exceso de cálculo político les va a psar la factura, les pasarán por encima en las elecciones municipales de debrero del 2016 y quizás sin balance electoral suficiente para enfrentar las elecciones nacionales del 2018. Irónicamente hay quienes ya celebran por adelantado un triunfo electoral en las próximas elecciones.
Sin embargo, no sería extraño que en la cultura de oportunismo que reina y embriaga a tantos en esta amada Patria, surjan acólitos a la nueva forma de hacer política y sean defensores de causa salidos del propio Liberación, como todos aquellos que se fueron a las filas del “viejo” PAC o que justificaron su amistad con “Luisgui”, solo para traicionar los valores partidarios y traicionarse así mismos.
Al Ciudadano Presidente don Luis Guillermo Solís le respondo; al carajo con su nueva forma de hacer política y le recuerdo con igual determinación con COSTA RICA NO SE JUEGA.
– Empresario y productor de café
