Al llegar a la cuadra, el señor Jiménez Oreamuno vio un cartelito fijado en la pared en que se podía leer la lista de los alimentos que diariamente se le daban al caballo. El mandador de la hacienda, persona capaz y amigo de bromas, era quien tenía a su cargo el cuido y mantenimiento de la bestia.
Don Ricardo, después de leer el cartelito, le pregunta al mandador:
—»Dígame amigo: ¿todo eso se come mi caballo todos los días?»
El buen hombre rápidamente le contesta:
—»No don Ricardo: por dicha el caballo no sabe leer!!»…
Tomado del Anecdotario Nacional de Carlos Fernández Mora. Dibujantes: Noé Solano V., Alvaro García (Garlo) y Juan Manuel Sánchez. Usado con permiso. Todos los derechos reservados.