Glostoras y medallitas (II)

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Carlos Revilla M.

Carlos Revilla

La semana pasada escribí un poco sobre algunas vivencias relacionadas al 48, desde una perspectiva más personal como hijo de la que se conoce como la “Generación del 48″. Quedé de contarles algunas anécdotas de esa época que me han que son de la familia y amigos. No pretendo hacer algo muy estructurado y puede que salte de un lugar a otro y de una época a otra sin previo aviso. La idea es simplemente contarles algunas anécdotas, del lado de la familia de mi papá, los Revilla Meléndez, pues por el lado materno, eran de Grecia de Alajuela y más bien de extracción mariachi. Incluso un tío político de mi mamá Antonio (Totón) Riggioni fue uno de los infames 27 diputados que votaron a favor de la anulación de las elecciones de 1948, con eso les digo todo.

Como ya he dicho en otras oportunidades, para mi la Revolución del 48 fue un proceso que inicio con el exilio de don Pepe en 1942 a manos del gobierno de Calderón Guardia y terminó con la Invasión del 55, siendo los hechos del 48 solo una parte, pero quizás la más importante. Parte de ese período son también las transformaciones sociales de la década de los años 40s, que incluye —por supuesto— las garantías sociales y el código de trabajo.

Empiezo con lo que contaba mi papá de las elecciones de 1944, en las que salió “electo” Teodoro Picado y “derrotado” León Cortés. Él fue miembro de mesa en San José y en esa época los resultados de las mesas se daban por radio desde la casa presidencial. Nos contaba que el resultado de su mesa fue leído al revés, es decir algo así como “Cortés 120 y Picado 32″, fue leído como “Picado 120 y Cortés 32″. Incluso decía que se oían hasta las risas de los que estaban leyendo los resultados. Una de las muertes que más le dolió a don Pepe fue la de León Cortés en 1946, a quien quería y admiraba. La Junta Fundadora de la Segunda República, por medio de un Decreto-Ley lo declaró Benemérito de la Patria. Posteriormente el cortesismo pasó a ser parte importante del PLN.

La “Huelga de Brazos Caídos” fue un paro patronal que contó con gran apoyo popular, algo curioso por cierto. De ahí nace el “no le compre, no le venda” (algunos agregan también “no le hable”) a los mariachis, que yo creo que todavía algunos resienten. La huelga culminó con una marcha de mujeres, el 2 de agosto de 1947, que terminó en el Parque Nacional frente a donde estaba la casa presidencial de ese entonces. Una tía de mi papá participó en esa marcha, que era para pedir garantías electorales para las próximas elecciones. Lo que sucedió fue algo inaudito, de parte del gobierno dispararon —eso si al aire— contra las mujeres que desfilaban pacíficamente. Se tuvieron que tirar al suelo y mi tía abuela llegó a la casa, mi familia vivía cerca en Barrio Amón, con las rodillas todas raspadas, al haberse tenido que tirar al suelo por los disparos y —por supuesto— muerta de miedo. Esto hizo entrar en razón al gobierno y se firmó un pacto de caballeros para dar por finalizada la huelga y el gobierno se comprometió a respetar el resultado de las próximas elecciones (pacto que luego desconoció). Sobre lo anterior también hay una anécdota de don Pepe, ya alzado en armas, cuando se da la batalla de San Cristóbal Sur (cerca de La Lucha), y la que fue la única vez que participó directamente en combate, don Pepe osadamente salió disparando una ametralladora contra las fuerzas del gobierno y gritó “hijuep… somos las mujeres del 2 de agosto”; haciendo clara referencia a lo sucedido el 2 de agosto de 1947. Después de ese incidente lo “cuidaron” para que no volviera a exponerse de esa forma tan peligrosa, después de todo era General (algo que no le importaba mucho por cierto) y Comandante en Jefe del Ejército de Liberación Nacional.

Mis papás se casaron el 2 de abril de 1949, el mismo día del “Cardonazo”, que consistió en un cuartelazo llevado a cabo por el propio Ministro de Seguridad Pública de la Junta de Gobierno, Edgar Cardona Quirós. Cardona se apoderó del cuartel de Artillería mientras Fernando Figuls tomó el Bellavista con un grupo de efectivos de la Inspección de Hacienda. Cardona pedía a la Junta de Gobierno la nulidad de dos de sus decretos leyes: la nacionalización bancaria y el impuesto del 10 por ciento al capital. Además, exigía algunos cambios en la composición de la Junta pues pedía la destitución de los ministros de Economía y Comercio y de Trabajo, señores Alberto Martén y el Padre Benjamín Núñez. La aventura no duró mucho tiempo, y el cuartelazo fue reprimido pocas horas después de haber estallado. Dentro del Cuartel de Artillería muy pronto las fuerzas se dividieron en dos grupos, triunfando los leales a la Junta de Gobierno, que facilitaron la entrada de Figueres en este cuartel en las primeras horas del día tres de abril. Inmediatamente Figueres pidió la rendición del Bellavista, negándose los hombres que ahí se encontraban a la petición. Fue necesario entonces que fuerzas del Gobierno y hasta de algunos voluntarios, rodearan el cuartel y ante aquella situación, los hombres en él refugiados se rindieron al mediodía del 3 de abril. Hubo 9 muertos y 30 heridos. Con esto terminó el intento de Edgar Cardona, que nuestro pueblo, siempre picaresco, llamó El Cardonazo.

Mi Abuelo paterno era español, y tenía su oficina en la Avenida 1era, enfrente de la Universal (la parte “trasera”). Trabajaba con don Agatón Lutz, que tenía una finca en Quepos y para comunicarse lo hacían por radio. En marzo del 48, el gobierno prohibió el uso de radios de comunicación privados para evitar que fueran usados por los rebeldes. Mi abuelo usó la radio solo para llamar y decir que esa era la última comunicación hasta nuevo aviso, y no había terminado de decir eso, cuando le cayeron como 20 policías y se lo llevaron preso a la “Peni” (antigua cárcel, ubicada donde hoy está el Museo de los Niños); además de confiscar todos los equipos. Estuvo preso como seis horas, hasta que con la ayuda de amigos “mariachis” lograron que lo soltaran. El vespertino “La Hora” sacó en primera plana “Extranjero cogido con las manos en la masa” y la foto de cuando se lo llevaban preso. Pasó sin poder dormir varias semanas, por el gran susto que se llevó.

En el Espíritu del 48 tengo una cronología de la mayoría de acontecimientos que se dieron durante la Revolución, ahí se consigna que el 4 de abril de 1948 toman preso, acusado de sabotaje, a Jorge Manuel Dengo (creador del ICE y Benemérito de la Patria), según recuerdo por tratar de dinamitar la línea del ferrocarril al Pacífico cerca de Alajuela. Hace algunos años estaba don Jorge Manuel Dengo en la casa de don Hiram Sotela, y le estaba enseñando a don Jorge Manuel la cronología donde lo mencionamos (don Hiram y don Jorge Manuel eran consuegros). Cuando leían el texto en el monitor de la computadora, llegó un nieto (un niño en ese entonces) de don Jorge Manuel y leyó también el texto, y muy inocentemente se vuelve hacia el abuelo y le dice con cara de preocupación “¿Ay abuelito Ud. fue terrorista?”. Esta anécdota me la contó el propio don Hiram que ha sido un gran amigo de mi familia.

Bueno, estas son solo algunas historias, pero que me parece son suficientes para ilustrar un poco lo que fue esa época. Con esto espero haber cumplido con la tarea encomendada de darles una visión más personal, como me lo sugirió mi amigo.

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