Especial para Cambio Político Misión: Bar La Villa Dónde: 100 mt este de la escuela de San Blas, Moravia (ver mapa) |
Pero como nadie escarmienta en cabeza ajena, recientemente casi caemos víctimas de la imprevisión de uno de nuestros más antiguos e ilustres patrulleros, quien impresionado por la evidente remodelación de una de las cantinillas más antiguas de San Blas de Moravia, convocó a sus nobles colegas a catar el lugar. Pero pronto comenzaron los signos de la tragedia. En primer lugar, el convocante ni siquiera se acordaba del nombre de la curiosa taberna. Tampoco sabía dar bien las señas de cómo llegar. Y menos conocía del horario de apertura. Y para peores y ya al borde de la debacle, cuando a pesar de todo y guiados por su excelente olfato los sacrificados patrulleros se apersonaron, se encontraron un temible equipo de karaoke funcionando a todo volumen.
Lo único que evitó que esa noche ocurriese un infausto hecho de sangre fue que el lugar, para más señas denominado La Villa, ubicado cien metros al este de la escuela de San Blas de Moravia y que no debe ser confundido con la famosa cantina ubicada en la calle de la amargura, poseía un abundante menú de bocas. Y además, salvo algunos desagradables momentos, los parroquianos de esa noche ignoraron al abominable invento japonés para cantantes desafinados.
Hay que reconocer que a La Villa le metieron buena plata. Este Cronista recuerda más bien que la antigua edificación más bien despertaba curiosidad porque estaba tan deteriorada que daba la impresión que se podía derrumbar en cualquier momento. Ahora hay un salón amplio, con su buen parqueo y una enorme y bien surtida barra. Tal inversión se complementa con una extensa y bien elaborada oferta alimentaria, el canto de sirena para un buen patrullero.
Comenzamos con una sopa de mariscos, muy buena, cargada de bichos, más carne que sopa. El chifrijo también logró su aprobación, lo hacen con cubaces y unos chicharrones bien sabrosos. Los patacones arreglados son muy bien presentados, los traen en forma de canasta, con frijoles, queso derretido, chile jalapeño y escabeche, toda una obra de arte. A los dedos de pescado no les fue tan bien, el pescado no estaba muy allá, aunque hay que resaltar que el condimento sí es muy bueno. El encebollado, bueno en tamaño y sabor, la carne suave, sin pellejos y acompañada de unas papas ralladas que fueron la estrella de la noche. Los tacos de carne como que los dejaron mucho tiempo esperando ser servidos, porque la tortilla tostada se había suavizado, fuera de eso, la carnita estaba muy buena. Los palitos de queso también les salieron muy sabrosos, muy buen condimento. La quesadilla se correspondió con el buen nivel del resto de la comida que probamos, también buena en tamaño y en presentación.
Hay que concluir que los trabajos tomados para remodelar y revivir a la La Villa dieron sus frutos y honran muy dignamente a su santo, como dice el refrán “San Blas bendito, cúrame la garganta y el apetito”. Y esa noche el despistado integrante de la Patrulla salvó milagrosamente su integridad física, lectores, no intenten eso en casa.
PATRULLA DE BARES
SEMPER COMPOTATIUM
Al rescate de la más noble de las tradiciones culinarias costarricenses: la boca
Enemigo mortal del karaoke y los bares de pipicillos
LLOREMOS POR SIEMPRE POR LA EXTINTA SAINT FRANCIS
¡LA BIRRA EN VASO SIN HIELO! ¡NI A PICO DE BOTELLA!
Combatiente declarado contra los sports bar
Los aborrecibles Pancho’s, Millenium, Yugo de Oro Cinco Esquinas y el Valle de las Tejas dichosamente de Dios gozan
VALETE ET INEBRIAMINI