Anecdotario Nacional

EN Costa Rica todos reconocimos las dotes intelectuales y la fecundidad de oratoria del Licenciado don Ernesto Martén Carranza, ya fallecido, virtudes éstas que siempre se acom­pañaron de un ingenio inmediato y mordaz cuando llegaba el instante preciso de ponerlos a prueba. Como abogado supo ganar batallas en los campos de la jurisprudencia. Prestigió con su talento al Foro nacional. Político sagaz, fué de los que imponían presidentes en Costa Rica. Autor de varios libros, el Licenciado Martén colaboró en los más importantes rotativos de la capital. El autor de este libro se sintió muy honrado con su amistad y con su valiosa colaboración en su semanario «Don Lunes», en el que tenía a su cuidado la sección titulada «La Cocina del Congreso».

En cierta ocasión le fué solicitada una conferencia cuyo desarro­llo tendiera a enaltecer y estimular el matrimonio. Don Ernesto, gran caballero de hogar, aseguró en una de sus frases esa noche, que el hombre casado tiene siempre más probabilidades de éxito que el soltero. Al decirlo, uno de los oyentes, le interrumpió:

—»Oiga usted, señor Martén, yo soy soltero, lo he sido y lo seré siempre, y he tenido más éxitos que cuantos casados conozco. ¿Qué me dice usted?»…

Y don Ernesto, enarcando las cejas, miró hacia el interruptor, lo analizó, lo midió, y con una sonrisa que delataba todo su gozo interno, le respondió:

—»Amigo, eso es sin duda una influencia de otro tipo. ¡¡¡SEGURAMENTE SU PADRE HABRA SIDO TAMBIEN SOLTERO!!!»…