Aparte de ser Max Jiménez Huete un hombre de gran fortuna, fué también un bohemio elegante. Su mayor satisfacción era reunir a sus amigos y agasajarlos espléndidamente. Viajó por toda Europa y América. París, Viena, New York, La Habana, fueron asiento de sus exposiciones de arte pictórico.
Una noche, en el Círculo de Amigos del Arte, el poeta se encontraba reunido con varios de sus amigos. La reunión se animaba como era natural, se conversaba de todo lo relacionado con el arte y la literatura.
El lírida ramonense Rafael Estrada, ya fallecido, muy amargado y decepcionado, se quejaba de la indiferencia del costarricense por todo lo que fuera arte y literatura. Se dolía del poco estímulo para con los valores nacionales.
Entonces, el poeta Jiménez Huete, dándole la razón a su compañero Estrada, tuvo una de sus más inteligentes e ingeniosas salidas, que le mereció el aplauso de todos.
Con aquella ironía conque hablaba para criticar, y con aquella voz de trueno que se gastaba, dijo:
—»El costarricense, señores, ES AGUILA EN EL NORTE, CONDOR EN EL SUR Y ZOPILOTE EN COSTA RICA»…