Ocean Castillo Loría
I
No resulta extraño que muchas personas que les gusta hablar de política, se hayan encontrado con un fenómeno interesante pero no insólito: el hecho de que muchos votantes que tradicionalmente han apoyado a Liberación Nacional, vayan encontrando atractiva la candidatura de Luis Guillermo Solís en el PAC.
Decimos que el fenómeno es interesante pero no extraño. Pasamos a explicarnos: debe recordarse que desde finales de los noventas, y principios del dos mil, los partidos políticos tradicionales sufrieron dos importantes divisiones: el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), vio salir de su seno a muchos de los fundadores y bases del Movimiento Libertario (ML) En el caso del Partido Liberación Nacional (PLN), Ottón Solís entre otros, fundaron el Partido Acción Ciudadana (PAC).
Los Libertarios sostuvieron una defensa a ultranza del liberalismo o neoliberalismo criticando que dentro del PUSC, los liberales habían moderado sus posturas (Los socialcristianos auténticos, para llamarlos de algún modo, criticaban que su partido estaba cada vez más hacia la derecha)
El PAC nunca se definió como socialdemócrata (De hecho, Ottón siempre dijo que su partido no era ni socialcristiano ni socialdemócrata), pero los liberacionistas que sobre todo por razones ideológicas salían del partido, casi siempre terminaban en el PAC (Así sucedió con diversos grupos que salieron del PLN, en la campaña 2005 – 2006, oponiéndose a la llamada “socialdemocracia flexible”, postulada por Oscar Arias)
Precisamente en el PAC, no hay una ideología política definida, Ottón Solís, siempre enfatizó en el tema ético, pero en materia ideológica, si bien se acercaba a posiciones de centro – izquierda, nunca quiso dejarse etiquetar por tesis específicas.
Con la derrota del PAC en el 2006, se abrió la posibilidad (Dado el vacío de poder) de que nuevos grupos asumieran el dominio partidario, visto de manera simple, ésta es la base de la división entre un grupo “tradicionalista” dentro del partido (Los “Ottonistas”) y un claro grupo afín a la izquierda marxista (Los que dentro del mismo PAC llamaron “Chavistas”)
En la más reciente lucha convencional del PAC, era evidente que Epsy Campbell buscaba agenciarse al “Ottonismo”, mientras que en un principio, la izquierda parecía dividirse entre Claudio Monge (Quien al final ni siquiera inscribió su precandidatura) y Juan Carlos Mendoza.
Por su parte, se presentaban dos postulaciones con “aroma socialdemócrata”, las de Luis Guillermo Solís y Ronald Solís. El segundo, también buscaba agenciarse claramente el “Ottonismo”, al decir en varias entrevistas, que se motivó a dar la lucha, ante la negativa de Ottón de presentar su nombre.
Al final, pese a que ciertas mediciones estadísticas ponían a Campbell como triunfadora, la atención se centró en Mendoza y Luis Guillermo Solís. Cuando se presentaron los primeros resultados, Mendoza iba ganando, esto motivó a algunos analistas y comentaristas políticos, a pensar y decir que de ser Mendoza el candidato, el PAC daría un claro giro hacia la izquierda.
Pero al final, el candidato resultó ser Luis Guillermo, y con esto, se le abre a éste el desafío de dar cuerpo ideológico al PAC, un cuerpo que por los antecedentes políticos de Solís, será claramente socialdemócrata.
Frente a ello, nos encontramos un Liberación Nacional que se ha ido moviendo desde principios de los ochentas, de un modelo socialdemócrata “clásico” (Un Estado fuerte y si se quiere, hasta grande, controlando el mercado) a un modelo de “más mercado menos Estado”, modelo que encontró su cúspide, en la concepción ideológica de “socialdemocracia flexible”, en donde la flexibilidad no era más que permitir una mayor liberalización económica.
Por otra parte, con la consolidación de Johnny Araya como candidato, uno de sus primeros postulados discursivos, fue el retorno a un “Liberación histórico”, y es que en ese retorno, podría el PLN encontrar la respuesta, a como ya lo dijimos, el hecho de que muchos votantes que tradicionalmente han apoyado a Liberación Nacional, vayan encontrando atractiva la candidatura de Luis Guillermo Solís en el PAC.
II
La ruta del “Liberación histórico”, requiere de una gran sinceridad a lo interno del partido: ¿Cuál es la realidad del país?, ¿Cuál es su situación económica?, ¿Se pueden seguir cerrando los ojos ante el constante rompimiento de nuestro tejido social?
Además, debería responderse a interrogantes tales como: ¿Cuál fue la experiencia del PLN en las administraciones de Figueres Ferrer a Oduber Quirós?, ¿Cuál es la experiencia desde los gobiernos de Monge Álvarez a Chinchilla Miranda, inclusive?
¿Cuál va a ser el papel del rescate de la dignidad humana en los planes y programas que presente el partido al electorado?, ¿Se volverá a hablar y presentar tesis en torno a un Estado democrático y social?
De igual manera, es evidente que nos encontramos en una época de globalización. ¿Pero la interpretamos desde nuestra experiencia histórica y particularidades nacionales? O, acogeremos la tesis facilista de que “la globalización es indomeñable y tiene su fundamento en la libertad de mercado, por lo que, Costa Rica al ser un país pequeño (chiquitico) no puede hacer nada frente a ella”.
En este sentido, la senda del facilismo nos indicaría que deberían imitarse planes y programas ejecutados en otros países (A lo sumo, planes y programas presentados por partidos políticos afines a Liberación Nacional) o caer hasta en propuestas populistas.
La ruta del Liberación histórico, obliga a responder sobre cuál es nuestro espacio histórico como país:
¿Cuáles son nuestras ventajas y desventajas geográficas para buscar el desarrollo?
¿Cómo sacar provecho de lo mejor de nuestra diversidad étnica?
¿Cuáles son los rasgos principales de la psicología del costarricense?
¿Cómo generamos nuestra cultura?
También esta ruta, obliga a abordar el tema de nuestro tiempo histórico:
¿Tenemos un diagnóstico claro de nuestros modos de producción?
¿Cuál es nuestro desarrollo social?
Por otra parte, si se coincide en que nuestro tejido social se está rompiendo de manera constante gracias, entre otros factores, a la desigualdad entonces, debería Liberación Nacional abanderar el encausamiento de la solución de las diferencias sociales por vías pacíficas, teniendo como una de las herramientas principales de solución al Estado mismo.
De igual manera, un concepto clave del discurso de Araya, debería ser el reformismo: es decir, una búsqueda evolutiva del desarrollo, en oposición a formas revolucionarias (Izquierda marxista del tipo del Partido de los Trabajadores) o del autoritarismo que se vislumbra en la propuesta Libertaria.
Adicionalmente, debe serse totalmente claro, en qué áreas se busca la intervención Estatal, y en cuáles se respetará el libre juego del sistema de precios y mercados: el criterio de selección de dichas áreas, debería ser el fortalecimiento de la clase media (Claro está, para esto debe tenerse presente, el tópico de la diversidad de los estratos medios en el país y cómo lograr una mejor distribución de la riqueza, para hacer subir a los estratos medios – bajos y bajos a la clase media).
Presentar con total transparencia el hecho de que tanto el pensamiento de izquierda marxista, como la propuesta Libertaria son cosa del pasado, y que la respuesta socialdemócrata supera las tesis de los adversarios de ambas corrientes.
En este sentido, debe serse contundente: el capitalismo salvaje es tan inútil como el totalitarismo Estatal: el capitalismo no debe ser sustituido, debe ser regulado. Así las cosas, las propuestas marxistas y las libertarias exacerban el rompimiento del tejido y social y fomentan la lucha de clases.
En contra de ello, Liberación Nacional, debería mostrarse como el brazo político de los sectores medios y bajos de la sociedad costarricense, en esta lógica, el énfasis político – programático, debe ser sobre el fortalecimiento de nuestros logros sociales como país, siendo un instrumento de ello, una reforma económica justa.
Esa reforma económica, debe contemplar el sentido social y la eficiencia de la empresa privada y el fortalecimiento de la seguridad social…
Esa reforma económica, debe reconocer que el modelo de liberalización ha ido rompiendo el tejido social, y una de las respuestas a este problema debe ser la participación política de los diversos sectores sociales (Esto, sin ningún temor, tal y como en muchas ocasiones se ha mostrado el discurso del PAC, esto, porque a la hora de la verdad, los actos de este partido tienen poco de acción ciudadana)
En este punto, Liberación Nacional debería decidirse de una vez por todas, el proponer una convergencia con los partidos políticos democráticos, esto, bajo la condición del respeto irrestricto a las bases de la nacionalidad costarricense.
Del mismo modo, debe presentarse un planteamiento altamente novedoso al sector cooperativo, asimismo, debe subrayarse que si lo que se quiere es una democracia sustentada en una fuerte organización popular, las municipalidades son fundamentales. En esto es clave que el candidato liberacionista, tiene experiencia en el campo municipal.
En esta lógica, también debe pensarse en las asociaciones de desarrollo, dicho sea de paso, de este modo, también se le pueden restar fuerzas a una potencial propuesta social cristiana en este ámbito.
Sobre este tema de la organización popular que dé sentido a una verdadera acción ciudadana, Liberación Nacional, debe hacer un esfuerzo inmenso para establecer contactos con los sindicatos del país.
De igual manera, no es excluyente el planteamiento que debe hacerse al solidarismo, en ambos casos, Liberación Nacional debe retomar el espíritu y las ideas de Benjamín Núñez y Alberto Martén.
Y si estamos hablando de organización popular, base de la verdadera acción ciudadana, esta tesis debe incluirse dentro de los planes y programas en lo que refiere a la política internacional, es decir, debería promoverse una mayor participación de Costa Rica, dentro de los organismos del sistema internacional que defiendan la profundización de la participación democrática.
Solo en este contexto, podrá posicionarse una verdadera tesis reformista en torno a la globalización: ya no el empoderamiento de una globalización desigual o asimétrica, sino la globalización de la solidaridad.
Es bajo esta tesis, que la globalización debe ser gobernada y ya no mirada como esa fuerza indomeñable a la que hay que someterse…
Por otra parte, no debe olvidarse el denominado Sector de Economía Laboral, del que Liberación Nacional fue soporte y que es clave dentro del contexto de una democratización de la economía.
Ahora bien, en este tema, Liberación Nacional inclusive se expresó en su más reciente Congreso Ideológico, el “Daniel Oduber”, realizado en el año 2005, donde se dice que para lograr un Estado al servicio de los ciudadanos, es clave la participación ciudadana.
En este y otros aspectos (Por ejemplo, la reforma económica, de la que algo hemos hablado) también Liberación Nacional y su candidato deben hablar de la profunda trans formación del sistema educativo para fomentar la organización y la participación ciudadana, esto por ejemplo más allá de simplemente decir que se quitan los exámenes de bachillerato, para aquellos estudiantes que desean cursar carreras técnicas.
De igual manera, Liberación Nacional y su candidato, deberían mostrar novedad en cuanto al tema de la defensa de la ecología y la importancia de la organización popular para ella.
Como puede verse, son muchos los ámbitos en los que se puede proponer lo positivo de la organización popular, sin tener temor de decir que lo que se busca es una redefinición de las relaciones del Estado con la sociedad civil, tanto organizada como no – organizada.
En esta lógica, inclusive ya hemos hablado respecto a la reforma económica que se requiere, en ese marco, es esencial que Liberación Nacional retome en toda su profundidad, la tesis de nuevas formas de participación de las personas dentro de la economía.
Adicionalmente, no debe tenerse miedo en expresar una lucha abierta contra la corrupción, en el tanto, la política es y debe ser para servir y no servirse, o achatar ese servicio solo a determinados grupos, sino, que se debe buscar el bienestar de las mayorías. En ese aspecto, debe dejarse claro que el clientelismo debe ser eliminado.
Es de esta manera que debe fortalecerse la democracia… una democracia que no solo debe limitarse a lo político, sino que debe ser una democracia social.
Este es otro aspecto clave: la construcción de una democracia social. En esto radica la diferencia entre Liberación Nacional y extremos como el marxista y el libertario. La construcción de la democracia social no es cuestión de élites, por más bien formadas que estas se encuentren.
En este tema, inclusive puede cuestionarse al PAC: no es tarea exclusiva del PAC el tema de la acción ciudadana, ni es acción ciudadana la acción de élites que pueden creerse éticamente “puras”, en este tema es hasta increíble que algunos sectores del denominado “Ottonismo”, sometan a examen a su propio candidato para ver si lo apoyan.
Y he aquí un tópico neurálgico de la ruta del Liberación histórico: Liberación no debe ser un partido de élites, debe ser un partido de bases populares (Es decir: nada de “dedocracia”) y en tanto de bases, capaz de ofrecer propuestas a la sociedad civil organizada y no – organizada.
En suma, que uno de los objetivos principales del PLN debe ser una profundización de la democracia económica y social: he aquí otra idea clave: no es admisible que ningún liberacionista diga, que los problemas de la democracia, no se resuelven con más democracia.
¿Y en qué debe consistir esa mayor democracia?: en la ampliación de la oferta de oportunidades que permitan una mayor movilidad social: y para esto debe plantearse sin temor, que el Estado debe intervenir en la economía, para una mejor distribución de la riqueza.
En este contexto de la intervención del Estado, más que profundizar en las raíces del ajuste estructural o del Consenso de Washington, debe Liberación Nacional reencontrarse con las ideas de Alfredo González Flores, Jorge Volio, y sin miedo ninguno: de Calderón Guardia y de Manuel Mora. Éstos además, de los pensamientos de los líderes fundadores del partido.
Y aquí de nuevo, con total sinceridad preguntarse y responderse: ¿Qué de nuestro Estado Social de Derecho permanece?, ¿Cuánto se ha desarticulado en la lógica del modelo de liberalización?
En este sentido, debe plantearse con total claridad:
– Una mejor articulación de los organismos del Estado.
– Una revisión para hacerlo más racional.
– Una estrategia que lo haga eficiente en materia de financiamiento.
– Una reforma administrativa.
Tal lógica, no debe centrarse en la cantidad de burocracia, pero sí, en los usos de tal burocracia: es decir, debe contestarse a la interrogante: ¿Para quién se gobierna?: ¿para los empresarios?, ¿para los pobres?
Y así, vamos aterrizando en el trillado pero fundamental tema del desarrollo. En este tema, debe tornarse a la lógica de la economía mixta, pero una economía mixta en la que se vaya minimizando la idea de: “Más mercado, menos Estado”.
En este tópico, el Estado debe llevar la guía de la combinación de la acción Estatal y la empresa privada en pro del bienestar de las mayorías. Es aquí donde tanto los empresarios como los trabajadores, deben tener conciencia del aporte social de sus actividades.
Relacionado con lo anterior, se entra en un tema básico de debate con partidos como el PUSC e inclusive el mismo PAC: el tema de la economía social de mercado…
La actividad económica no puede dejarse al libre juego de la oferta y la demanda, entre otras cosas, porque los sectores bajos; medios – bajos y medios, son los que más sufren con las fluctuaciones del capitalismo salvaje, de donde derivan fenómenos como la inflación.
Por otro lado, el combate a tal capitalismo salvaje implica una apuesta sin cobardías por la planificación, y una clara denuncia del consumismo exacerbado que torpedea los esfuerzos por el ahorro nacional.
En este sentido, la distribución de la riqueza no debe quedar en poder de la “mano invisible y artrítica del mercado”, sino, que debe ser una decisión política en manos del Estado.
Para tal decisión, la planificación debe tener los siguientes componentes:
– Estudio.
– Investigación.
– Consulta de los diversos sectores sociales.
De lo anterior, se deriva el gradualismo en la búsqueda del desarrollo, un gradualismo, totalmente respetuoso de la democracia…
Ese va a ser el ritmo por el que se alcanzará el desarrollo integral y no meramente el crecimiento económico o una política social focalizada, que maquille los costos del modelo de liberalización económica.
Llegamos así al punto final de esta reflexión: la meta máxima de la ruta del Liberación histórico, es alcanzar la justicia social. Para ello, volvemos a decirlo, debe combatirse la ruptura de nuestro tejido social, fruto de la desigualdad.
Y el combatirla debe conducirnos a otro punto de la ruta del Liberación histórico: el procurar para todos y todas un mínimo de bienestar, que sea el motor para el aprovechamiento de la apertura de oportunidades.
Dejamos hasta aquí, este planteamiento de ideas generales. Como puede verse: la respuesta a las propuestas que puede dar el PAC y otros partidos políticos, se encuentran en la ruta del Liberación histórico.