Nunca es tarde cuando la dicha es buena

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Carlos Revilla

Carlos Revilla M.
crevilla@expreso.co.cr

En mi columna de la semana pasada hablé sobre el aniversario 150 del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) y me quedó pendiente dar mi punto de vista sobre el alegato de algunos, del pretendido giro a la derecha o neoliberalismo de ese partido. Entonces, voy a tratar de elaborar un poco sobre este tema, que no deja de ser importante y que incluso se podría utilizar como parámetro para evaluar también al PLN.

Por razones de espacio, asumo que los lectores están familiarizados con algunos términos como derecha, izquierda, centro, neoliberalismo, verdes, socialdemocracia por supuesto y otros. Si no lo hago, esto se volvería interminable, aunque entiendo corro el riesgo de no llegar a todos los lectores, mas en estos tiempos en que estas cosas pareciera que ya no son tan importantes como antaño. Esto es parte de un problema mayor al que espero referirme en otra columna.

Tampoco voy a referirme al período anterior al gobierno del SPD y su canciller Gerhard Schröder. Enfocaré el análisis sobre éste último que fue el encargado de aprobar el polémico paquete de reformas del mercado laboral conocido como “Agenda 2010″ y que es donde se alega que el partido viró hacia la derecha.

¿Puñalada al Estado de bienestar o pilar en el que se apoya la actual bonanza alemana? Las reformas conocidas como «Agenda 2010» y presentadas por Schröder hace ahora diez años plantean la misma discusión que el dictado de austeridad impuesto hoy por el gobierno de Angela Merkel a sus socios europeos en crisis.

Entonces fue una coalición de centroizquierda formada por socialdemócratas y verdes y presidida por Schröder la que diseñó el camino que Alemania debía seguir hasta el año 2010: ahorro, recorte en las prestaciones sociales para desempleados y jubilados, copago sanitario (pagar por usar el seguro social).

«Vamos a tener que recortar las prestaciones del Estado, fomentar la responsabilidad individual y exigir más de cada uno. Nuestro principio será: no podemos repartir aquello que antes no hemos ganado», dijo Schröder en su recordado discurso ante el Parlamento en Berlín el 14 de marzo de 2003. La meta era según lo dicho por el propio Schröder «Atrevernos a hacer ahora los cambios necesarios para volver a estar en la cima del desarrollo social y económico en Europa». Parte del objetivo se cumplió, si bien los impopulares recortes fueron una de las causas por las que Schröder perdió ante Merkel las elecciones generales de 2005.

Los sindicatos no se sunaron a la iniciativa y rechazaron la propuesta, que a la postre terminó aprobándose con los Verdes socios de coalición con el SPD. En el proceso de aplicación de la “Agenda 2010″, y según los datos de la principal central sindical alemana, la Deutscher Gewerkschaftsbund (DGB), Confederación de Sindicatos Alemanes, la situación laboral se ha vuelto tan grave como en cualquier otro de los países europeos. La precarización laboral afecta a 7,7 millones de trabajadores, con un crecimiento del 45% en los últimos diez años, y son las agencias de trabajo temporal quienes han pasado a casi monopolizar los contratos en detrimento del servicio público de contratación. En la década del 2002-2012, este tipo de contrataciones ha crecido en un 150%. Los trabajadores pobres ya son 8 millones en la Meca del capitalismo europeo, 2,3 millones de ellos han llegado a esta trágica situación desde 2010 hasta ahora. Esta cifra supone el 23,1% de la población trabajadora de Alemania. Y del total de los 8 millones de trabajadores pobres el 63%, algo más de 5 millones, son mujeres. Para ellas, el gobierno de Merkel viene impulsando los llamados “mini-job”, un trabajo a tiempo parcial que no está sujeto a cotización social alguna por parte de los empresarios. Los “mini-job” no son vistos con malos ojos por el SPD.

Se nota que el SPD renunció de forma clara a los parámetros clásicos de la socialdemocracia, ya apenas hubo referencias a Keynes y el partido se adentró en lo que los economistas conocen como “ordoliberalismo”, una escuela de pensamiento típicamente alemana surgida en los años 1930-40 y que, siendo conservadora y derechista, se diferencia de los neoliberales clásicos en que considera la posibilidad de una cierta regulación de los mercados, sobre todo los financieros. La socialdemocracia alemana en particular y la europea en general viraron hacia el “ordoliberalismo”. Defiende cada vez con más ahínco sus planteamientos (política fiscal o algunos aspectos macroeconómicos en manos del gobierno, mientras siguieron las privatizaciones del sector público, aunque otras cuestiones quedarían sólo en manos de los empresarios y, en el caso de los sueldos, también de los sindicatos) y este discurso se pudo escuchar con intensidad en ciertas organizaciones hasta ese momento socialdemócratas de Francia, España, Italia y Grecia.

Se puede decir, por lo tanto, que la propuestas del SPD, se convirtió en el punto de referencia para todos los socialdemócratas europeos, especialmente del sur. Significó potenciar las exportaciones a base de reducir la demanda doméstica y el consumo, es decir, salarios más bajos y menor protección social. Y, en síntesis, son las mismas que plantean quienes defienden el neoliberalismo. Lo único que diferencia a los “ordoliberales” de los neoliberales es el grado de austeridad que sería necesario para impulsar y potenciar la exportación puesto que ambos coinciden en la necesidad de reducir el déficit público del Estado para “recuperar la confianza de los mercados”, o sea, del capitalismo. Para los primeros, es imprescindible mantener una cierta estabilidad social, para los segundos da igual el costo porque lo prioritario es el déficit. Pese a la retórica, es evidente como esta «Agenda 2010» que aparentó dar un paso adelante, más bien en realidad, dió dos –o más- pasos atrás.

Paradójicamente, los socialdemócratas y los verdes, que fueron los impulsores iniciales, actualmente son críticos de esas reformas. La socialdemocracia europea tampoco ha sido la excepción en esto y se ha sumado también a las críticas. Esto parece que es un regreso a la cordura en el SPD, pero especialmente un regreso a la socialdemocracia. Es un recapacitar y ver hacia el pasado cercano con ojo crítico y reconocer las desviaciones ideológicas contenidas en la «Agenda 2010». Con este cambio se cumple el adagio popular «Nunca es tarde cuando la dicha es buena». Bien por el SPD y la socialdemocracia.

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Un comentario

  1. La historia es muy interesante, y la reacción mas aún. Hubo como un revisionismo en la social democracia que aprovechó la derecha ansiosa de paternalismo austero, y hay una re capacitación ahora. Lo bueno es que si hay una corrección en Europa, eso va a llegar aquí sin duda, y entonces veremos realmente las ideas de los social demócratas modernos. Todavía queda por supuesto el problema ambiental que requiere de un menor crecimiento. Es muy bueno poder leer las opiniones de un social demócrata verdadero como don Carlos Revilla; sobre todo cuando acabamos de leer las de uno «moderno».

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