En el desempeño de tan delicadas funciones supo captarse la llmpatia de todos los automovilistas y público en general. Su carácter franco y sincero, y su gran corazón, le fueron abriendo paso a su porvenir.
Cuentan los que estuvieron cerca de él, que el Coronel Yglesias, por primera vez en la historia de Costa Rica, se recetó a sí mismo una multa de cien colones, que nunca, por modestia más que nada, la quiso hacer pública.
Celebrando el cumpleaños de uno de sus compañeros de armas, un oficial de alta graduación, el Coronel había pasado la tarde en compañía de sus amigos. Al regresar a su casa de habitación conduciendo personalmente su carro, tropezó con otro, produciéndose algunos daños.
Al día siguiente, muy temprano, el Coronel Yglesias ordenó al Oficial de Guardia, lo siguiente:
—»Capitán: haga un parte haciendo constar, que se castiga al Director General del Tránsito al pago de una multa de cien colones por HABER CONDUCIDO EN ESTADO DEMASIADO OPTIMISTA».