La Patrulla de Bares: Para ahogar las penas (Nuevo American Bar)

Patrulla de Bares Especial para Cambio Político

Misión: Nuevo American Bar
Dónde: Costado norte cementerio general, Av. 10, San José (ver mapa al final de la crónica)

American Bar

Al día de hoy este Cronista se levantó con aires políticos y se puso a reflexionar sobre algunas disposiciones ilógicas y ridículas que los ciudadanos se tienen que aguantar, específicamente en lo que se refiere al consumo de licores. Algunas gentes amargadas razonan que toda persona que se toma un trago ya adquiere la categoría de borracho y además que todos los borrachos son pachucosasesinosvioladores que deben ser apartados de la vista. Desafortunadamente no faltan políticos de pacotilla que creen estar ganando votos y de paso un lugar en el cielo persiguiendo a las cantinas, invocando la sharia contra las mismas y buscando que no queden cerca de ningún sitio de reunión pública.

 
Pues bien, la reflexión anterior está motivada por el último patrullaje, en el vetusto y tradicional American Bar, situado al costado norte del cementerio general y a una cuadra de la iglesia de Las Ánimas. El local se precia de tener seis décadas de existencia y que se sepa, nunca ningún grupo de iracundos beodos ha salido a perturbar algún entierro o ceremonia religiosa. Todo lo contrario, su ubicación parece cumplir una importante función social, pues más de algún deudo ha de haber entrado allí para digerir con un poquito menos de amargura la despedida de un ser querido. Y por supuesto, también más de uno debe haber entrado disimuladamente a celebrar que se le acabaron sus problemas…

No hace mucho tiempo el American experimentó un remozamiento general, hasta tal punto que cambió su nombre a Nuevo American. Es difícil para un patrullero que se precia adaptarse a esta modificación, pues los recuerdos de antaño se imponen aunque no se haya sido cliente asiduo. En esas inevitables conversaciones de lugares con buenas bocas, cuando se habla del sector oeste de San José, invariablemente sale a la luz el American, todo el mundo alguna vez ha pasado por allí.

La remodelación implicó que el lugar se hiciera un poco más amplio, la barra se hizo semicircular para poder acomodar a más comensales y hasta campo para una mesa de pool hicieron. Lo único censurable de esta nueva imagen es la introducción de un aborrecible karaoke, pero afortunadamente el mismo sólo funciona los viernes. Advertidos.

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Cuando la Patrulla procedió a examinar con su característico celo y rigurosidad el menú, la primera impresión era que el mismo apuntaba a ser muy tradicional, es decir, la colección de fritangas con las que gustosamente se envenenan los asistentes a este tipo de lugares. Al comenzar a llegar las viandas para solaz de la concurrencia éstas no eran preparadas de manera tan ordinaria y se notaba ese esfuerzo por personalizar las comidas y ofrecerle a la clientela algo más elaborado. Por ejemplo, la sopa de mariscos no la tienen en una olla y la sirven sobre la marcha, la preparan cuando llega el cliente y hay que esperarse su ratito, además de su buen tamaño, adentro pudimos apreciar almejas, mejillones, pulpo y camarones de muy buen tamaño, ingredientes que no necesariamente se encuentran en un lugar que no es especializado en mariscos, tal vez lo criticable es el exceso de culantro que le ponen, que le hace perder el gusto a los mariscos. Los gallos de chorizo sí son más convencionales, aunque no hay queja, el tamaño también es generoso y el chorizo lo dejan bien tostado. Los nachos impresionan por su buena presentación, también vienen en buena cantidad, los sirven con carne, frijoles molidos y queso cheddar derretido, tanto la carne como los frijoles sabían muy bien. Dentro de la parte texmex del menú también se probaron unas fajitas, hasta con un plato de ensalada aparte lo presentan (lo cual facilita su omisión por parte de los patrulleros que se precian), la carne estaba suave y sin pellejos, la casa da la opción de pedirlas con papa o yuca, se pidió con yuca y estaba buenísima, muy tostadita. La euforia gastronómica disminuyó un poco con los dados de queso, otra vez un plato muy generoso y bien presentado, el queso lo empanizan, pero estaba pasado de sal, lo sirven con una fuentecita de frijoles molidos, muy buenos, nada de frijoles de tarro, se ve que los hacen allí, pero no había nada para acompañar a los frijoles a menos de que uno quisiera comérselos solos o sumergir el queso allí, se optó por pedir unas tortillitas tostadas y prestamente las trajeron, sin ponerse en miserias como desgraciadamente hacen algunos cantineros. Un punto muy en alto para la atención. También se pidió un casado con pescado, otra belleza de presentación, hasta con una guarnición de picadillo de vainica viene, aunque desafortunadamente el pescado también pecó de muy salado. Y finalmente se pidieron unos infaltables gallos de tormento de monja, que también tenían su toquecito estético, aunque se usa un salchichón del tipo industrial, extrañamos ese saborcito de carnicería criolla.

A pesar de que el lugar es amplio y no estaba precisamente vacío, sólo había una persona atendiendo, presumiblemente el dueño y el hombre se la jugó super bien, no hay para nada quejas en cuanto a la atención. Ni en cuanto a los precios y eso que por el tamaño la comida tenía que costar un poquito más que en el resto de los bares. Tal fue el regocijo que reinó en la velada que uno de los comensales, invitado a su primer patrullaje hasta compuso estas coplas:

Fueron muchos azares
Casi mil malabares
Acudí sin muchos pesares
A la Patrulla de Bares

Cita el American Bar
No sabía si parar
Y dar gusto al paladar
Tal vez algún manjar

Encuéntrase en esquina
Original y legítima cantina
No era así muy fina
Tampoco olía a orina

Un solo mae atendía
Las bebidas nos traía
Y hasta cobrar podía
Era el dueño con osadía

Chorizo y salchichón
Mariscos en salpicón
Nachos en buena ración
Y muy bueno el yucón

La panza a reventar
Futbol hasta socavar
Música a todo dar
Tres horas sin parar

Un siete para el local
8 a las bocas en total
Y un diez al final
A los amigos del bacanal

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