Tesoros del mundo: Iguazú

Vista aérea de las cataratas. WikiCommons
Vista aérea de las cataratas. WikiCommons

El Parque Nacional de Iguazú de Brasil com­parte con su homónimo de Argentina la conser­vación de las cataratas del Iguazú, situadas en la frontera entre ambos países y Paraguay. Las ciudades más cercanas a este paraíso natural son Puerto Iguazú (Argentina), Foz do Igua-cu (Brasil) y Ciudad del Este (Paraguay). Durante la X Asamblea del Comité de Patri­monio Mundial de la Unesco, celebrada en Pa­rís en 1986, el Parque Nacional de Iguazú fue declarado Patrimonio de la Humanidad por contener un fenómeno natural excepcional y por albergar uno de los habitáis más representati­vos para la biodiversidad, con especies amena­zadas de destacado valor universal desde el punto de vista de la ciencia y el ecologismo.

 
Las cataratas del Iguazú se forman 23 kilómetros antes de que el río Iguazú desemboque en el Para­ná tras un recorrido de 1.320 kilómetros. Con una anchura que oscila entre 500 y 1.500 metros, el Iguazú se fragmenta en numerosos brazos poco antes de llegar a un abrupto desnivel en el terreno, donde el agua se precipita al vacío. Cada brazo da lugar a un salto de agua, entre 160 y 270 en función del caudal del río, lo que supone una media de 1,2 millones de metros cúbicos de agua por se­gundo.

Una falla geológica producida en el río Paraná hace 100.000 años provocó que la desembocadura del Iguazú quedara convertida en una abrupta cascada de 70 metros de altura. Esta gran cascada origi­nal, descubierta en el siglo xvi por el explorador español Alvaro Núñez Cabeza de Vaca, se ha conver­tido con el tiempo en los dos grandes arcos sinuosos actuales, de 2.700 metros de extensión. La geología del terreno está constituida por una serie de coladas basálticas superpuestas. La colada es una efusión volcánica que se dispersa en un principio en estado líquido, pero que acaba solidifi­cándose. La erosión irregular que el fluir del agua ha ¡do ocasionando en estas coladas basálticas y la creación de fracturas que escalonaron el terreno son las causas de la aparición de las cataratas, que siguen modificando su forma y ubicación en la actualidad, puesto que el efecto erosivo es cons­tante.

El Parque Nacional de Iguazú, creado en 1939, comprende un área de 185.000 hectáreas con un pe­rímetro de unos 420 kilómetros, de los cuales 300 son límites naturales formados por cursos de agua. Iguazú posee una de las mayores reservas forestales de América del Sur, con una flora y una fauna autóctonas. La preservación de este ecosistema es el principal objetivo del parque.

La humedad es el factor climático caracte­rístico del entorno de las cataratas y el tipo de vegetación es el propio de la selva subtro­pical, aunque con algunas particularidades, pues el agua vaporosa que se desprende ge­nera una flora singular compuesta por fron­dosos heléchos, bromelias, orquídeas, pal­meras y árboles gigantescos en los que se enredan variadas plantas trepadoras. En el parque habitan más de 200 especies de aves, entre las que se encuentran tucanes, gavilanes, colibríes, pintasilgos y patos se­rrucho. Respecto a los mamíferos destaca la identificación de cinco variedades de felinos, y en cuanto a los ofidios hay que resaltar la existencia de varias serpientes venenosas, como la coral y la jararaca. Algunas especies están en peligro de extinción; es el caso de la nutria gigante y el oso hormiguero. En 1999 la Unesco decidió incluir el Parque Nacional de Iguazú en la lista de lugares Pa­trimonio de la Humanidad en peligro debido a la construcción ilegal de una carretera que atravesaba la selva. Sin embargo, en 2001 se cerró la carretera, lo que hizo que el parque dejara de figurar en dicha lista.

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