Nueva York (II y final)

Una noche cuándo Nueva York perdona un momento de bondad… Pensar en otros no es debilitar la riqueza, es la sabiduría para multiplicar fortunas…

Caryl Alonso Jiménez

Caryl Alonso

Nueva York es la síntesis de toda la historia de un país que, en apenas un breve espacio geográfico configura el inmenso encuentro de valores, idiomas, aspiraciones y sobre todo, sentido de realización de la humanidad. En esa ciudad pueden resumirse las más excepcionales historias, hasta las más brutales condiciones humanas.

Pareciera que todo comienza y termina en pequeños puntos espaciales de calles y avenidas de la ciudad, dónde todas las esquinas, puentes, túneles, cafés, bares, grupos musicales, cantantes, rascacielos, todo tiene algo que decir, y justamente, todos quedan retratados en esos emblemáticos posteados del tiempo en pinturas, murales, estatuas, novelas, cinematografía y aunque no se crea, en una oralidad que se extiende en pilotos de taxis, tenderos y caminantes.

Aunque pareciera un disparate de la Torre Babel, donde cada uno hace lo suyo y habla lo suyo, como dice García Márquez; en esa ciudad todo hace referencia a relatos que van configurando la narrativa, historia y poesía de vida, en el que se construyen las transformaciones y cambios que ha vivido en esa síntesis, todo el planeta.

Seguramente su atractivo más allá del deslumbramiento nocturno y la expansiva sensación hiperbólica de la economía durante el día, es porque allí conviven todos aquellos que amasaron la ambición humana de ser parte de su promisorio estilo de vida. Allí es donde los migrantes encuentran un santuario que acoge sin la mayor restricción la realización de sus aspiraciones de un sueño que no resulta lejano…esta en cada esquina.

Justamente, una noche de principios diciembre, en una semana de extremado sentido de cooperación y búsqueda de soluciones a respuestas económicas y sociales para migrantes nacionales, fue absolutamente excepcional observar una noche, como dos líderes mujeres, empresarias exitosas en el ambiente gastronómico de Nueva York, Brenda Castellanos y Ana Prince, con esas expresiones humanas de solidaridad, recibieron en su restaurante a más de 40 niños y jóvenes para compartir una cálida recepción la cena de navidad. La convivencia no solo hizo flotar la sensación de sentirse bueno y generoso, sino ese sentimiento humano de compartir una parte.

Los niños y jóvenes migrantes no acompañados en esa nación y esa ciudad, son la síntesis de la fractura del sistema economico productivo, donde tal como afirma Muhammad Yanus, premio nobel de la paz en 2006, fundador del Banco Grameen, en Bangladesh, “la pobreza es un problema del sistema, no de personas”.

Escuchar las historias de niños migrantes no acompañados, ahora bajo la protección de casas hogar del Estado, resultan dramáticamente desgarradoras donde cualquier mirada de indiferencia solamente es la crueldad del modelo. Ser padre y escuchar las historias conmueve.

De repente la noche no tenía nada excepcional y tampoco era un grandilocuente festejo para mostrar estrategias de marketing o Branding empresarial o comunitario. No. No era eso. Brenda y Ana, tienen esa combinación de personalidades abiertas al emprendimiento empresarial, no tienen temor de los entornos y están envestidas de una brillante vocación de solidaridad, donde, tal como me expresó Brenda esa noche, -reconoce que la lucha diaria para pagar facturas requiere esfuerzo; pero compartir el sentido del amor con ciudadanos migrantes, niños y jóvenes, es un imperativo incontestable, donde, estoy segura, me repitió, -Nueva York perdona y acepta la bondad.

Pero resulta que esa noche entre los asistentes en uno de los rincones del restaurante, estaban tres personas que por su calidad social y económica debieran pasarla mejor en Manhattan. Pero no. Estaban allí para acudir una cita sin invitación y dejar marcada una realidad en la que no basta el relato, sino las respuestas que puedan transformar vidas.

-Estoy aquí esta noche, me dijo el Presidente de la Fundación para el Desarrollo, -porque estoy convencido que las decisiones políticas pueden transformar la vida de niños y jóvenes y yo estoy dispuesto a respaldar acciones que contribuyan a favorecer la vida de los migrantes.

-Entender el círculo virtuoso del desarrollo económico puede parecer una utopía, y más cuando el modelo no contempla el reparto de bienestar, sino solo acumulación por siglos, me expresó el Presidente de uno de los Bancos más exitosos de Guatemala…
Esa noche, una de las excepcionales afirmaciones fue de uno de los líderes cooperativistas más emblemáticos de Alta Verapaz, en Guatemala, Leonardo Delgado, Gerente General de FEDECOVERA, al expresar que, -pensar en los otros no es debilitar la riqueza ni la acumulación, por el contrario, es la sabiduría para multiplicar fortunas. Estoy convencido que por eso que ha podido construir durante 40 años una federación de servicio con más de 44 cooperativas, 34,000 asociados y más de 140, 000 beneficiarios. Lo más notable, la metodología del desarrollo local basado en las “Cadenas de Valor”, que constituye hoy en día para FAO, la nueva corriente del desarrollo economico social para el mundo. Me expresó que el cooperativismo es la una respuesta a modelos productivos que pueden incidir en asegurar empleo en Guatemala y reducir la migración.

La bondad es la virtud humana que sella el valor a través de la generosidad, donde el sentido de la compasión comienza por compartir con los que están cerca: la familia, pareja, amigos, compañeros de trabajo y estudio… pero también con el forastero que encuentra en el calor humano de un abrazo y una cálida cena, toda la síntesis de una ciudad una noche diciembre, donde tal como lo expresó el alcalde Eric Adams, -Nueva York reconoce los actos de bondad, Brenda y Ana están haciendo de la bondad un acto humanos que justifica el sueño de una vida mejor…

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