Destinos del mundo sorprendentes

Arrozales de Banaue │ Filipinas

Junto a las terrazas de Batad, Moyoyao, Hapao y Kiangan, los arrozales de Banaue están incluidos en la lista de la Unesco, como Patrimonio de la Humanidad desde 1995 y su belleza es indescriptible. De todas estas terrazas escalonadas en las vertientes de las cordilleras de Luzón, las de Banaue representan la mejor evidencia de la ingeniería rural del pueblo ifugao. Simbolizan la combinación de un espectacular escenario natural unido a la laboriosa mano del ser humano durante más de 2.000 años, pues en estas tierras, a más de 1.000 m de altitud, se cultiva el mejor arroz en las condiciones más adversas.

Vistas desde abajo, las terrazas parecen verdes escaleras que suben incansables hacia un intenso cielo azul. El camino entre los arrozales no es nada fácil y se requiere de mucha destreza para no perder el equilibrio, ya que en ocasiones el trazado es únicamente un palmo de tierra dura que separa un arrozal del contiguo. El paisaje es evocador, el agua fluye por doquier en pequeños riachuelos y escuálidas cascadas, aumentando la sensación de frescura.

Los ifugaos se visten de época para revivir los años dorados, cuando eran los dueños de la montaña. Después del descubrimiento del archipiélago por Magallanes en 1521, los españoles se apoderaron de las tierras bajas sin encontrar prácticamente resistencia, pero en las montañas sus tribus, incansables y guerreras, resistieron a la ocupación militar. La ocupación norteamericana iniciada en 1898 tuvo más suerte y las misiones episcopales estadounidenses consiguieron doblegarlos, aunque los ifugaos nunca abandonaron sus creencias ancestrales.

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